Una de las dudas más frecuentes entre contribuyentes es si el SAT cobra impuestos por depósitos en efectivo o por realizar transferencias bancarias. Aunque muchas personas creen que cualquier movimiento bancario puede generar un cobro automático de impuestos, la realidad es distinta: no se pagan impuestos por depositar o transferir dinero, pero sí existen mecanismos de control fiscal que pueden activar alertas si no se comprueba el origen de los recursos.
Esto significa que, aunque no hay un impuesto directo sobre estas operaciones, el SAT puede solicitar aclaraciones si detecta movimientos inusuales o no justificados. Conocer cómo funciona este monitoreo puede evitar sanciones, requerimientos o auditorías.
¿Se pagan impuestos por depósitos en efectivo?
De acuerdo con Rolando Silva Briceño, vicepresidente fiscal del Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP), las operaciones bancarias por sí mismas no generan impuestos, excepto en casos donde exista una inversión que genere intereses.
Sin embargo, cuando se realizan depósitos en efectivo que superan los 15,000 pesos en un solo mes, el banco está obligado a informar al SAT sobre esos movimientos. Este aviso no implica un cobro inmediato, pero sí puede dar lugar a una revisión si los depósitos no coinciden con los ingresos declarados del contribuyente.
Es importante señalar que esta notificación no significa que los depósitos menores a 15,000 pesos estén exentos o no monitoreados. Simplemente, no generan un aviso automático al SAT, pero si un usuario acumula depósitos constantes sin justificación fiscal, puede ser sujeto de auditoría.
¿Y qué ocurre con las transferencias bancarias?
En el caso de las transferencias electrónicas, el SAT no cobra impuestos por realizarlas, aun cuando sean de grandes cantidades, siempre que sean movimientos entre cuentas identificadas. Pero esto no elimina la obligación de comprobar el origen del dinero si la autoridad lo solicita.
Expertos fiscales recomiendan describir claramente el motivo de cada transferencia, ya que los conceptos ambiguos pueden generar sospecha. Por ejemplo:
Conceptos riesgosos: “varios”, “ahí va”, “cosas”, “ya quedó”
Conceptos claros: “pago de servicios”, “pago a proveedor”, “reembolso”, “donación familiar”
Según Fernando Mora, especialista de Alegra, usar nombres claros en las transferencias ayuda en caso de que el SAT solicite una revisión, pues facilita demostrar que el dinero corresponde a una actividad legal. Registrar movimientos con descripciones transparentes es una forma de prevención fiscal.
¿Qué hacer si el SAT te envía un aviso?
Recibir una notificación del SAT no significa que existe una multa inmediata, pero sí implica que deberás demostrar el origen de tus recursos. Esto puede ocurrir cuando tus depósitos no coinciden con lo que declaras como ingresos.
En esos casos, lo recomendable es tener a la mano:
- Comprobantes de pago
- Facturas
- Contratos
- Estados de cuenta
- Recibos de nómina
- Documentos de préstamos familiares o comerciales
Silva Briceño recomienda que incluso quienes no están obligados a declarar impuestos presenten su declaración anual voluntariamente, ya que podrían obtener saldo a favor y evitar problemas futuros con el fisco.
¿El SAT vigila todas tus operaciones bancarias?
Según Gloria Franco Vargas, directora de atención al contribuyente de la Prodecon, el SAT no monitorea cada transferencia de manera automática, sino que actúa en escenarios específicos: auditorías, devoluciones de impuestos o movimientos que activan alertas bancarias.
Lo que sí existe es un sistema de reportes obligatorios, donde los bancos informan al SAT sobre depósitos en efectivo mayores a 15,000 pesos mensuales. La autoridad puede usar esa información para verificar si los ingresos del contribuyente coinciden con sus movimientos bancarios.
La recomendación principal de la Prodecon es ser preciso y transparente con los conceptos de transferencia, especialmente cuando se trata de operaciones como:
- Pago de préstamo
- Liquidación laboral
- Compra o venta de bienes
- Aportaciones familiares o donaciones
Mientras más claro sea el registro bancario, menos riesgo existe de que el SAT cuestione el origen del dinero.
El SAT no cobra impuestos por depósitos en efectivo ni por transferencias bancarias, pero eso no significa que estos movimientos pasen desapercibidos. Cuando existen depósitos que no pueden justificarse o no coinciden con los ingresos declarados, el contribuyente puede ser llamado a revisión.
La clave para evitar problemas fiscales es sencilla: documentar, declarar y nombrar correctamente los movimientos bancarios. Hacerlo no solo evita sanciones, sino que también garantiza que puedas comprobar el origen de tus recursos en caso de una auditoría.
En resumen: no pagas impuestos por depositar, pero sí debes poder explicar de dónde viene tu dinero.


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