La economía de México registró un tropiezo en el tercer trimestre del año, al contraerse 0.3% respecto al periodo anterior, según las estimaciones preliminares publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Este retroceso marca el fin de una racha de dos trimestres consecutivos de crecimiento, y refleja los efectos de la desaceleración industrial que ha impactado a distintos sectores productivos del país.
Desaceleración industrial: el factor clave
De acuerdo con el reporte del Inegi, las actividades secundarias, que engloban la industria manufacturera, la construcción, la minería y la generación de energía, descendieron 1.5% en comparación con el trimestre anterior.
Esta caída, impulsada por la menor demanda externa y el enfriamiento del sector manufacturero, contrarrestó el avance de 3.2% en las actividades primarias, donde destacan la agricultura, la pesca y la minería.
Los servicios, motor principal del PIB mexicano en los últimos años, apenas crecieron 0.1%, una cifra que refleja la pérdida de dinamismo en el consumo interno y en los sectores financieros, de transporte y turismo.
Comparativo anual: primera contracción desde la pandemia
En términos anuales, el Producto Interno Bruto de México cayó 0.2% frente al mismo periodo de 2024, lo que representa la primera contracción interanual desde principios de 2021, cuando la economía mundial todavía enfrentaba los efectos de la pandemia de COVID-19.
Los analistas señalan que este resultado coincide con la desaceleración global y los efectos de una política monetaria restrictiva, tanto a nivel nacional como internacional, que ha reducido el flujo de crédito y la inversión productiva.
Factores globales y expectativas para fin de año
Expertos consultados por distintas instituciones financieras anticipan que el cierre de 2025 podría mantenerse con crecimientos moderados, aunque con señales mixtas. El entorno internacional, marcado por la incertidumbre geopolítica y la volatilidad en los precios de materias primas, continúa afectando las exportaciones mexicanas.
Además, la fortaleza del peso frente al dólar y la ralentización de la economía estadounidense, principal socio comercial de México, podrían seguir presionando al sector industrial durante los próximos meses.
Perspectiva: resiliencia con cautela
A pesar del retroceso, el Inegi y diversos analistas destacan la resiliencia del sector primario y la estabilidad del empleo formal, que han contenido una caída más profunda. Sin embargo, advierten que si la tendencia industrial no se revierte en el cuarto trimestre, el país podría cerrar el año con un crecimiento menor al 2% anual.El panorama obliga a fortalecer las políticas de inversión, innovación y productividad, especialmente en sectores estratégicos como la manufactura avanzada y las energías limpias, para recuperar el ritmo de crecimiento y mantener la competitividad en la región.


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