La orden del Tesoro estadounidense de cortar vínculos con CIBanco, Intercam y Vector —acusadas de facilitar operaciones de lavado de dinero a los cárteles— entró en vigor este lunes 20 de octubre. La medida, respaldada por la Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN) y la nueva Ley Fend Off Fentanyl, marcó un golpe sin precedentes para la banca mexicana.
Las tres instituciones fueron desmanteladas y vendidas por partes: Kapital Bank adquirió parte de las operaciones de Intercam, Vector transfirió activos a Casa de Bolsa Finamex, y CIBanco perdió su licencia bancaria, con BanCoppel y Banco Multiva absorbiendo sus carteras crediticias y fiduciarias.
Según el Tesoro, la sanción busca cortar el flujo financiero de los cárteles del fentanilo, pero analistas advierten que el impacto reputacional podría ser aún más devastador. “Nadie quiere ser el siguiente, porque una acusación pública se convierte en una amenaza existencial”, explicó Craig Timm, exabogado del Departamento de Justicia de EU.
Bancos mexicanos refuerzan vigilancia y cooperación
Tras el escándalo, las principales instituciones del país intensificaron la depuración de sus listas de clientes, revisaron operaciones en divisas y fortalecieron su comunicación con autoridades regulatorias tanto en México como en Estados Unidos.
Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum señaló que los reguladores nacionales no hallaron pruebas de lavado de dinero —solo faltas administrativas—, reconoció que el episodio obliga a reforzar la supervisión.
El caso CIBanco-Intercam-Vector marca un antes y un después para la banca mexicana, ahora decidida a blindarse frente a la nueva ofensiva de Washington contra el narcotráfico financiero.


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