Una reforma al agua con impacto nacional
El agua en México se ha convertido en un tema de primera necesidad. Sequías en el norte del país, conflictos sociales y un mercado negro cada vez más extendido han puesto en evidencia la urgencia de una reforma. Claudia Sheinbaum, presidenta de México, presentó una propuesta que promete cambiar la gestión hídrica y que ya cuenta con el respaldo de Banamex, uno de los actores más influyentes en el análisis económico del país. La historia detrás de esta reforma no es solo política, también es social y económica, porque se trata de garantizar que un recurso básico llegue de manera justa y sostenible a todos.
Banamex y la visión económica de la reforma
Banamex señaló en un análisis especial que esta reforma puede marcar un antes y un después en la economía mexicana. Su argumento central es que al recuperar el control estatal sobre los recursos hídricos se reducirá el desperdicio y se mejorará la distribución, beneficiando tanto a personas como a sectores productivos. En sus cálculos, la agricultura, responsable del 76% del consumo de agua en el país, sería uno de los sectores más favorecidos, lo que podría mitigar la crisis recurrente en regiones áridas y garantizar mayor seguridad alimentaria.
Combatir el mercado negro del agua
Uno de los ejes centrales de la propuesta de Sheinbaum es eliminar el mercado negro del agua, una práctica que ha generado desigualdad, corrupción y encarecimiento de los recursos para comunidades y productores. Con sanciones más severas, incluso la extinción de dominio para quienes cometan delitos hídricos, el gobierno busca frenar a los acaparadores que han lucrado con un bien común. Para Banamex, este paso no solo es justo, sino que permitirá reducir conflictos sociales y ambientales, sobre todo en estados del norte donde las sequías se han convertido en un problema estructural.
Inversión en infraestructura y empleos locales
La propuesta contempla una inversión de 122 mil millones de pesos en infraestructura hídrica durante el sexenio. Para Banamex, este gasto no debe verse como un costo, sino como un motor económico que impulsará la construcción, el mantenimiento de sistemas y la creación de empleos locales. En la práctica, significa que comunidades rurales y urbanas podrán acceder a servicios más estables, al tiempo que las economías regionales se benefician con mayor dinamismo.
Beneficios fiscales y certeza jurídica
El informe de Banamex destaca que en agosto de este año la recaudación por derechos de agua aumentó un 15% gracias a la corrección de concesiones irregulares. La reforma promete profundizar en este camino al otorgar certeza jurídica a más de 29 mil títulos con fechas inciertas, priorizando a pequeños productores y municipios. Para los especialistas, este factor es clave en la equidad social y ambiental, ya que permitirá reducir desigualdades históricas en el acceso al agua.
Riesgos y costos a corto plazo
No obstante, Banamex también advierte que la transición tendrá costos. Industrias como la minería, las bebidas y el agropecuario enfrentarán regulaciones más estrictas que podrían elevar precios y reducir competitividad. Asimismo, usuarios irregulares podrían sufrir interrupciones en el suministro, lo que afectaría cadenas de valor. Aun así, los especialistas señalan que estos costos serán temporales y se verán compensados por los beneficios a largo plazo, sobre todo al eliminar las ineficiencias del mercado negro y mejorar la disponibilidad de agua para los productores.
El agua como motor de equidad y sustentabilidad
La reforma hídrica no es solo un asunto técnico. En palabras de Banamex, se trata de un cambio estructural que puede reducir conflictos sociales, enfrentar el cambio climático y garantizar que comunidades indígenas y pequeños productores tengan acceso al recurso más esencial de todos. Para los expertos, el éxito de la reforma dependerá no solo de la legislación, sino de la capacidad del Estado para aplicarla con firmeza y transparencia.


TE PODRÍA INTERESAR