Más allá de la política, los nuevos aranceles de Donald Trump tienen consecuencias económicas directas para los consumidores y las empresas estadounidenses. Analistas advierten sobre un mayor riesgo de recesión, inflación y una pérdida de cientos de miles de empleos.
El Efecto Inmediato: Mercados en Vilo y Aumento de la Incertidumbre
La última ronda de amenazas arancelarias por parte de la administración Trump ha sumido a los mercados financieros en un estado de alta volatilidad. La reacción inicial de Wall Street fue una caída, seguida de una estabilización mixta, mientras los inversores intentan descifrar si las amenazas se materializarán en su totalidad. Algunos analistas creen que la administración está utilizando los aranceles como una «máxima palanca de negociación» y que podría dar marcha atrás si la turbulencia en los mercados se vuelve demasiado perjudicial.
Sin embargo, esta estrategia de «negociación al borde del abismo» genera una profunda incertidumbre para las empresas estadounidenses. La constante amenaza de cambios en la política comercial dificulta la toma de decisiones de inversión a largo plazo, la gestión de cadenas de suministro y la planificación de contrataciones, paralizando de facto partes de la economía.
«Los clientes no quieren hacer compromisos ante la masiva incertidumbre arancelaria.» – Declaración de una empresa de metales fabricados en la encuesta del ISM.
El Impacto en el Consumidor: Precios Más Altos en el Horizonte
Los aranceles son, en esencia, impuestos sobre los bienes importados. Estos costos adicionales, pagados inicialmente por las empresas importadoras, a menudo se trasladan directamente al consumidor final en forma de precios más altos. Con los nuevos aranceles del 30% sobre productos de la Unión Europea y México, los consumidores estadounidenses podrían enfrentar un aumento en el costo de una amplia gama de productos, desde alimentos como el queso europeo hasta productos electrónicos, automóviles y materiales de construcción.
Aunque se presentan como una medida para castigar a otros países, en la práctica, los aranceles funcionan como un significativo aumento de impuestos para los hogares y las empresas de Estados Unidos. Según la Tax Foundation, se estima que los aranceles implementados y programados para 2025 aumentarán la recaudación fiscal federal en 171.1 mil millones de dólares, lo que representa el mayor aumento de impuestos en el país desde 1993. Este costo impacta directamente en el poder adquisitivo de las familias estadounidenses.
El Sector Manufacturero: ¿Protegido o Perjudicado?
El objetivo declarado de la política arancelaria es proteger y revitalizar la industria manufacturera estadounidense. Sin embargo, la evidencia sugiere un panorama mucho más complejo y contradictorio. Según datos del Institute for Supply Management (ISM), el sector manufacturero de EE.UU. ha estado en contracción durante 30 de los últimos 32 meses, y recientemente ha registrado pérdidas de empleo.
La razón de esta aparente paradoja es que, si bien algunas empresas pueden beneficiarse de la menor competencia extranjera, muchas otras se ven perjudicadas. Las fábricas estadounidenses dependen en gran medida de materias primas, componentes y maquinaria importados. Al imponer aranceles sobre estos insumos, se elevan sus costos de producción, haciéndolas menos competitivas tanto en el mercado nacional como en el internacional. El caso del acero es emblemático: los aranceles han elevado tanto el precio del acero producido en EE.UU. que a algunas empresas les resulta más económico importar acero europeo y pagar el arancel correspondiente.
El Riesgo de Recesión y el Futuro Incierto
Economistas advierten que, si la administración Trump implementa la totalidad de los aranceles amenazados, el riesgo de una recesión económica en Estados Unidos aumentaría significativamente. Un estudio de la Reserva Federal de San Francisco proyecta que, aunque el sector manufacturero podría ver un ligero y temporal aumento de empleo, este sería más que compensado por las pérdidas en los sectores de servicios y agricultura, resultando en una disminución neta del empleo a nivel nacional.
Ante este panorama, muchas empresas están optando por retrasar decisiones importantes de inversión y contratación hasta que haya mayor claridad sobre el rumbo de la política comercial. La economía estadounidense, por tanto, se encuentra en un estado de vilo, a la espera de ver si las amenazas se convierten en una realidad económica duradera.


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