El ahorro bruto en México encendió señales de alerta tras registrar una caída anual de 2.7 por ciento durante el tercer trimestre del año, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Aunque el dato puede parecer técnico, su implicación es profunda: menos ahorro significa menor capacidad de inversión, menor colchón financiero y una economía más vulnerable ante choques externos.
En un contexto de crecimiento moderado, inflación persistente y ajustes monetarios, el retroceso del ahorro refleja una presión silenciosa sobre hogares, empresas y finanzas públicas.
¿Qué es el ahorro bruto y por qué importa?
El ahorro bruto representa la parte del ingreso disponible que no se destina al consumo inmediato de bienes y servicios. En otras palabras, es el dinero que queda para invertir, acumular activos o financiar proyectos productivos.
Cuando este indicador se reduce, la economía pierde margen para sostener el crecimiento de largo plazo. Menos ahorro implica menor inversión interna y mayor dependencia del financiamiento externo, un factor clave para evaluar la estabilidad macroeconómica.
Las cifras del ahorro bruto en el tercer trimestre
Según el Inegi, el ahorro bruto alcanzó 6 billones 571 mil millones de pesos entre julio y septiembre, lo que equivale a 18.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), que ascendió a 35 billones 189 mil millones de pesos en el mismo periodo.
Si bien el monto absoluto sigue siendo elevado, la comparación anual revela un deterioro. En los primeros nueve meses del año, el ahorro acumulado fue de 6 billones 594 mil millones de pesos, equivalente a 18.1 por ciento del PIB, por debajo del cierre de 2024, cuando se ubicó en 6 billones 218 mil millones.
Ahorro bruto y menor financiamiento externo
Un dato relevante es la contracción de la contribución del resto del mundo, es decir, del financiamiento externo. Como proporción del PIB, este componente cayó 0.5 por ciento frente al mismo periodo del año pasado.
Este fenómeno sugiere que México no solo ahorra menos internamente, sino que también recibe menos recursos del exterior, lo que reduce la disponibilidad total de capital para inversión productiva.
Consumo resiste, pero a costa del ahorro
En el interior de la economía, el consumo de los hogares mostró un crecimiento trimestral de 1.1 por ciento, y un aumento anual de 1.4 por ciento. Esto indica que las familias siguen gastando, incluso en un entorno de incertidumbre.
Sin embargo, este dinamismo del consumo puede estar explicando parte de la caída del ahorro bruto: los hogares mantienen su nivel de vida, pero reducen su capacidad de guardar recursos para el futuro.
El consumo de gobierno, en contraste, cayó 0.1 por ciento frente al trimestre previo, aunque creció 0.4 por ciento en comparación anual.
Inversión fija bruta: el eslabón más débil
El dato más preocupante aparece en la inversión fija bruta, que cayó 0.8 por ciento respecto al segundo trimestre y 7.6 por ciento en comparación anual. Este componente, que incluye maquinaria, equipo de transporte y construcción, es fundamental para el crecimiento sostenido.
La combinación de menor inversión y menor ahorro bruto dibuja un escenario donde la economía avanza, pero con bases cada vez más frágiles.
Oferta, demanda y crecimiento moderado
La oferta y demanda agregada crecieron 0.7 por ciento frente al trimestre anterior y 1.0 por ciento en comparación anual. Estos datos confirman que la economía sigue creciendo, pero a un ritmo moderado y con claros signos de desaceleración estructural.
El crecimiento actual se sostiene más en el consumo que en la inversión, un patrón que históricamente limita el potencial de expansión de largo plazo.
¿Por qué debería importarle esto a la gente?
Aunque el ahorro bruto parece un concepto lejano, su impacto es directo. Menor ahorro significa menos inversión en infraestructura, menos expansión empresarial y, a mediano plazo, menos empleos y salarios más contenidos.
Para los hogares, también implica una menor capacidad de enfrentar emergencias económicas o periodos de inflación elevada.
Ahorro bruto: una señal que no debe ignorarse
La caída del ahorro bruto en el tercer trimestre no es una crisis inmediata, pero sí una advertencia clara. México enfrenta el reto de reactivar la inversión sin frenar el consumo, fortalecer el ingreso disponible y recuperar márgenes de ahorro que sostengan el crecimiento futuro.
Si esta tendencia persiste, la economía podría entrar en una fase de crecimiento más lento y vulnerable. Por ello, el desempeño del ahorro bruto será uno de los indicadores clave a seguir en los próximos trimestres, tanto para analistas como para responsables de política económica.


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