Leyendas eternas: el día en que el fútbol aplaudió a sus inmortales
El fútbol vivió una de sus noches más emotivas en Pachuca. Entre aplausos, lágrimas y recuerdos, Iker Casillas, René Higuita, Diego Forlán, Dunga y Milton Queiroz “Tita” se convirtieron oficialmente en inmortales al ingresar al Salón de la Fama del Futbol.
El auditorio Gota de Plata, iluminado con los colores del balompié, fue el escenario perfecto para celebrar a quienes dejaron huella en la historia del deporte más popular del planeta. Jugadores en activo, exfiguras y dirigentes se reunieron para rendir tributo a 18 leyendas nacionales e internacionales que marcaron generaciones enteras.
Iker Casillas, un ícono que sigue inspirando
Con la serenidad que siempre lo caracterizó bajo los tres palos, Iker Casillas tomó el micrófono para agradecer al público mexicano. “Por eso me gusta venir a México, porque siempre me tratan con cariño y admiración”, dijo con una sonrisa mientras sostenía el trofeo que lo acredita como inmortal.
El exportero del Real Madrid y campeón del mundo con España en 2010 fue uno de los más ovacionados de la noche. Su legado como símbolo de liderazgo, humildad y perseverancia continúa inspirando a porteros de todo el mundo.
René Higuita y su “escorpión” eterno
Otro de los momentos más esperados fue el ingreso de René Higuita, el colombiano que revolucionó la posición del guardameta. Su estilo arriesgado y su famosa jugada del “escorpión” fueron recordados con aplausos y sonrisas.
“Esto es un reconocimiento a la rebeldía, a la pasión y al amor por el fútbol”, dijo Higuita, quien agradeció a los aficionados mexicanos por mantener viva su leyenda. Su figura simboliza el espíritu del juego latinoamericano: creativo, valiente y lleno de corazón.
Forlán, Dunga y Tita: embajadores del fútbol internacional
El uruguayo Diego Forlán, el brasileño Dunga y el también brasileño Milton Queiroz “Tita” fueron investidos por su contribución al fútbol mundial. Forlán, recordado por su actuación en el Mundial de Sudáfrica 2010, se mostró emocionado por compartir el reconocimiento con figuras que admiró durante su carrera.
Dunga, excapitán de la selección brasileña campeona en 1994, destacó la importancia del fútbol como un puente cultural entre países. “El balón nos une más allá de las fronteras”, expresó.
Mientras tanto, Tita, figura clave en el fútbol mexicano durante los años noventa, fue ovacionado por su cariño hacia el país que lo vio brillar en las canchas.
México también celebra a sus grandes
El orgullo mexicano también tuvo su espacio. Gerardo Torrado, Juan Francisco Palencia e Ignacio Ambriz fueron investidos como leyendas nacionales. Cada uno representó una época distinta del fútbol mexicano, pero todos compartieron un mismo valor: la entrega total dentro y fuera de la cancha.
“Ser parte de este grupo de leyendas es un honor inmenso”, dijo Torrado, visiblemente emocionado. Palencia, por su parte, recordó sus inicios y agradeció a los aficionados que lo acompañaron en su carrera. Ambriz, hoy técnico, dedicó su ingreso a las nuevas generaciones de futbolistas.
Pioneros y mujeres que abrieron camino
En la categoría de Decanos, el Salón de la Fama reconoció a los pioneros que construyeron las bases del fútbol moderno: el mexicano Bernardo “Manolete” Hernández, el español José Martínez “Pirri”, el chileno Osvaldo Castro y el argentino Ubaldo Fillol, campeón del mundo en 1978.
También se rindió homenaje a las mujeres que marcaron la historia del fútbol femenil. La ex capitana mexicana Guadalupe Tovar y la estadounidense Abby Wambach, máxima goleadora de su selección, fueron recibidas entre aplausos y admiración.
Una ceremonia para recordar
Durante la velada se dedicó un momento especial a las figuras que fallecieron en el último año, recordando su legado con imágenes y mensajes que conmovieron al público. Cada aplauso resonó como un homenaje a la pasión, al talento y a la entrega que define al fútbol.
Desde su inauguración en 2011, el Salón de la Fama del Futbol ha reconocido a más de 180 personalidades entre jugadores, entrenadores, árbitros y directivos. Esta nueva generación de inmortales reafirma la misión del recinto: honrar la historia y mantener vivo el espíritu del juego.
El legado continúa en Pachuca
La noche terminó entre abrazos, fotografías y promesas de volver. Pachuca, cuna de grandes momentos del fútbol mexicano, volvió a ser el punto de encuentro de las leyendas. El eco de los aplausos en el Gota de Plata quedó como testimonio de una verdad inquebrantable: el fútbol no olvida a quienes lo hicieron eterno.
Porque más allá de los goles, los trofeos y las victorias, cada nombre inscrito en el Salón de la Fama representa una historia de sacrificio, pasión y amor por el balón.


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