Las pausas de hidratación en el Mundial 2026 serán una de las grandes novedades regulatorias que la FIFA implementará para proteger la salud de los futbolistas en un torneo que se disputará en Estados Unidos, México y Canadá.
La medida de la FIFA marca un antes y un después en la organización de los partidos, pues establece interrupciones obligatorias sin importar la temperatura, el clima o el tipo de estadio. Para muchos analistas, este ajuste confirma que la FIFA finalmente reconoce los riesgos crecientes del calendario saturado, las olas de calor y las exigencias físicas que viven los jugadores en competencias de alto rendimiento.
El origen de esta decisión de la FIFA se remonta al Mundial de Clubes del año anterior, donde las condiciones de humedad afectaron seriamente el rendimiento de varios equipos. Después de múltiples evaluaciones médicas y quejas públicas de futbolistas y entrenadores, la organización determinó que era necesario aplicar un protocolo más uniforme y no depender únicamente de factores climáticos. Las nuevas reglas de pausas de hidratación entrarán en vigor desde el partido inaugural del Mundial 2026 y permanecerán hasta la gran final, convirtiéndose en una práctica estándar del torneo.
La FIFA ha enfatizado que estas interrupciones permitirán a los jugadores mantener niveles óptimos de rendimiento, disminuir el riesgo de lesiones y evitar episodios de agotamiento extremo. Aunque ya existían pausas similares en torneos anteriores, estas dependían de umbrales específicos de temperatura, lo que generaba inconsistencias entre sedes, horarios o condiciones particulares de cada encuentro.
Con la nueva normativa de la FIFA de pausas de hidratación, cualquier partido —sin importar si se juega en un estadio climatizado o bajo techo— deberá detenerse alrededor del minuto 22 de cada tiempo.
Pausas de hidratación en el minuto 22 del partido
Las pausas de hidratación en el Mundial 2026 se aplicarán sistemáticamente cuando el reloj marque los 22 minutos de cada mitad. El árbitro detendrá el juego durante tres minutos para que ambos equipos tengan acceso a agua, sales minerales y cualquier sistema básico de recuperación rápida. Esto también permitirá reorganizar la estrategia del equipo, recibir indicaciones y reducir el desgaste acumulado en fases críticas del partido.
La FIFA ha explicado que los árbitros tendrán la potestad de retrasar ligeramente la pausa si en ese momento hay una jugada peligrosa, una lesión o un contragolpe que no pueda interrumpirse. No obstante, la pausa deberá realizarse en cuanto la acción se estabilice. Esto convierte a las pausas de hidratación en momentos obligatorios, flexibles pero innegociables, diseñados para evitar cualquier riesgo para los futbolistas.
La medida también tiene un impacto en la transmisión televisiva. Con las pausas de hidratación estandarizadas, las televisoras pueden calcular con mayor precisión la duración real del partido. Esto permite ajustar espacios comerciales y mejorar la planificación de coberturas especiales para el Mundial 2026, un torneo que atraerá audiencias multimillonarias en todo el mundo.
Cómo surgió la regla de pausas de hidratación
La decisión de introducir pausas de hidratación en el formato actual no surgió de manera improvisada. En el Mundial de Clubes realizado en Estados Unidos, los jugadores se enfrentaron a condiciones de humedad extremas que provocaron fatiga, calambres e incluso problemas de recuperación postpartido. Ante esta situación, la FIFA redujo el umbral para activar pausas de enfriamiento, colocó más estaciones de hidratación y dispuso toallas húmedas en zonas delimitadas de la cancha.
Sin embargo, este sistema seguía dependiendo de mediciones climáticas que no siempre reflejaban las sensaciones térmicas reales de los futbolistas. Médicos de distintas federaciones presentaron informes señalando que un jugador puede sufrir estrés térmico incluso por debajo de los umbrales oficiales, especialmente cuando el esfuerzo físico es constante y la humedad supera el 60%.
Esa evidencia llevó a la FIFA a replantear todo el protocolo. En vez de condicionar la pausa a la temperatura, la organización concluyó que la pausa debía formar parte integral del diseño del partido. Así nació esta versión estandarizada de pausas de hidratación: una medida constante, predecible y pensada para proteger al futbolista en cualquier escenario.
A lo largo de la historia reciente, el problema del calor ha sido recurrente en los torneos de fútbol. Durante el Mundial 2014 en Brasil, un tribunal incluso ordenó a la FIFA implementar pausas obligatorias después de múltiples quejas por temperaturas extremas. En aquel momento, la pausa no estaba estandarizada, lo que generó polémica sobre cuándo debía aplicarse. Ahora, con las pausas de hidratación del Mundial 2026, la organización busca evitar esas inconsistencias y garantizar un trato igualitario a todas las selecciones.
La implementación también responde al calendario sobrecargado. Los jugadores llegan cada vez más fatigados, con temporadas que incluyen torneos continentales, ligas locales, giras comerciales y competencias internacionales consecutivas. Las pausas de hidratación ayudan a mitigar parte del desgaste acumulado, aun cuando no resuelven del todo el problema estructural del fútbol moderno.
La medida está siendo bien recibida por preparadores físicos, cuerpos médicos y especialistas en rendimiento. Señalan que tres minutos pueden ser suficientes para que un jugador se recupere parcialmente, reduzca la frecuencia cardíaca, mejore la termorregulación y evite descompensaciones que afectan su desempeño atlético. También representan una herramienta útil para mantener la competitividad del encuentro, ya que disminuye el riesgo de pérdidas de rendimiento extremo en los minutos finales del primer o segundo tiempo.
Más allá de lo deportivo, las pausas de hidratación también introducen un elemento táctico. Los entrenadores podrán usar esos momentos para ajustar pressing, modificar posiciones defensivas o, incluso, replantear estrategias ofensivas basadas en el contexto del partido. Esto generará un nuevo ritmo de juego, donde cada mitad tendrá una especie de “microtiempo” adicional que puede influir en la lectura del juego.
Las pausas de hidratación en el Mundial 2026 no solo se enfocan en la seguridad del jugador, sino también en modernizar la experiencia general del torneo. Con partidos más controlados, transmisiones más estables y un sistema uniforme para las 104 selecciones participantes, la FIFA busca ofrecer una copa más organizada, más predecible y más segura. Aunque algunos aficionados consideran que la regla puede romper el ritmo natural del fútbol, expertos indican que el beneficio supera ampliamente cualquier inconveniente menor.
La FIFA ya confirmó que esta normativa se mantendrá durante toda la competencia y que, tras el Mundial, evaluará si debe aplicarse también en Eliminatorias, torneos continentales y competencias juveniles. Si la medida demuestra ser efectiva en reducir lesiones térmicas y mejorar la recuperación de los jugadores, podría convertirse en un estándar permanente del fútbol mundial.
A medida que se acerca el inicio del torneo, las pausas de hidratación aparecen como una pieza clave en la logística del evento. Desde su debut en el encuentro inaugural hasta el último minuto de la gran final, esta regla redefinirá el flujo del juego y el nivel de protección que reciben los jugadores, convirtiéndose en uno de los cambios más relevantes del Mundial 2026.


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