Adidas colocó el foco del debate más allá del deporte al presentar la playera que usará la Selección Mexicana en la Copa del Mundo 2026, una prenda que no solo será vista en estadios internacionales, sino que también conecta con uno de los símbolos más reconocidos del patrimonio cultural del país.
El diseño destaca por integrar al centro la Piedra del Sol, un monolito que trasciende épocas y que se ha convertido en una referencia identitaria para millones de personas. En este contexto, Adidas asumió un reto que no se limitó al plano creativo, sino que implicó un proceso administrativo y legal riguroso para cumplir con la normatividad mexicana.
Un símbolo que va más allá del futbol
La inclusión de la Piedra del Sol no fue una decisión estética aislada. El monolito representa historia, cosmovisión y memoria colectiva. Para una marca global como Adidas, incorporar este elemento implicó reconocer el valor simbólico del patrimonio arqueológico y su peso dentro de la narrativa nacional.
La camiseta busca dialogar con la identidad mexicana en un torneo que se celebrará en casa. Por ello, el diseño fue pensado como un mensaje que conecta pasado y presente, tradición y modernidad, selección y afición.
El proceso institucional detrás del diseño
Antes de que el uniforme llegara a los reflectores, se activó un procedimiento formal ante el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Adidas inició el trámite meses antes de la presentación oficial, entendiendo que el uso de una imagen histórica requiere autorización expresa y condiciones claras.
El organismo permitió la reproducción del monolito bajo una versión interpretativa, cuidando que no se tratara de una copia directa ni de una alteración que afectara su significado original. En ese proceso, Adidas se ajustó a lineamientos específicos que regulan el uso comercial de bienes culturales.
El costo de usar la historia
La autorización incluyó un pago establecido por la Ley Federal de Derechos. Aunque la cifra resulta mínima frente al volumen de ventas proyectado, el gesto institucional tiene un peso simbólico. Adidas cubrió el monto correspondiente para el uso de la imagen, el cual ingresó directamente a la Tesorería de la Federación.
Este punto abrió un debate público sobre el valor económico del patrimonio cultural y la relación entre el Estado y las marcas globales. Para Adidas, el permiso representó una formalidad indispensable para legitimar el proyecto.
Una estrategia que trasciende la camiseta
La autorización no se limitó a una sola prenda. El acuerdo contempla una línea más amplia de productos asociados al uniforme mundialista. Sin embargo, hasta ahora, la presencia del símbolo histórico se mantiene únicamente en la playera oficial.
Adidas diseñó el lanzamiento como una colección escalonada, con tirajes controlados y especificaciones técnicas precisas. Cualquier modificación futura deberá pasar nuevamente por el filtro institucional, un aspecto que refuerza la seriedad del proceso.
La presentación pública y su mensaje
Durante la revelación del uniforme, las imágenes oficiales incluyeron una leyenda visible que indicaba la autorización del INAH. Adidas cuidó cada detalle de la comunicación para dejar claro que no existe cesión de derechos y que el patrimonio sigue perteneciendo al Estado mexicano.
Este matiz es clave, ya que evita interpretaciones erróneas sobre apropiación cultural. Adidas buscó posicionarse como un actor que dialoga con la historia, no como uno que la explota sin regulación.
El impacto comercial esperado
El precio de venta al público coloca al jersey en un rango alto, acorde con ediciones mundialistas previas. Con pocas unidades vendidas, Adidas recupera el costo del permiso, pero el verdadero objetivo es la proyección internacional de la marca asociada a la identidad mexicana.
El Mundial 2026 representa una vitrina única. Adidas entiende que cada imagen, cada fotografía y cada transmisión multiplicará el alcance del diseño, convirtiendo la camiseta en un objeto cultural además de deportivo.
Patrimonio y marca global
La relación entre cultura y mercado suele generar tensiones. En este caso, Adidas navegó entre ambos mundos con una estrategia que privilegia la formalidad y el respeto institucional. El resultado es un uniforme que comunica historia sin desligarse de la lógica comercial.
Este movimiento refuerza una tendencia donde las marcas deportivas buscan narrativas más profundas, capaces de conectar emocionalmente con las audiencias más allá del rendimiento en la cancha.
Una conversación que seguirá abierta
El uso de símbolos históricos en productos comerciales seguirá siendo tema de discusión. Adidas abrió un precedente al documentar y transparentar el proceso, mostrando que es posible integrar patrimonio cultural bajo reglas claras.
Para la Selección Mexicana, el uniforme se convierte en una declaración de identidad en un torneo que se jugará ante el mundo. Para Adidas, es una apuesta estratégica que combina diseño, historia y negocio.
Más que un jersey rumbo a 2026
De cara al Mundial, la camiseta será vista como un emblema de época. Adidas logró que el uniforme no solo represente a un equipo, sino a una narrativa cultural que acompaña a la selección en uno de los eventos más importantes del deporte global.
La historia detrás del diseño añade valor simbólico a cada prenda. Adidas no solo vistió a la selección, también activó una conversación sobre cómo el pasado puede integrarse al presente sin perder significado.


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