Dormir mal se ha vuelto un problema común, pero sus consecuencias para la salud son más serias de lo que parecen.
De acuerdo con la Mayo Clinic, el descanso deficiente afecta directamente al sistema inmunológico, reduciendo la producción de citocinas y anticuerpos esenciales para combatir infecciones.
Esto provoca que el cuerpo sea más vulnerable ante virus, bacterias y enfermedades respiratorias, y que tarde más tiempo en recuperarse cuando ya existe una infección.
Por qué dormir bien es vital para el cuerpo
Durante el sueño, el organismo cumple funciones esenciales de reparación y regeneración. El cuerpo aprovecha esas horas para fortalecer el sistema inmunológico, reparar tejidos y mantener el equilibrio hormonal.
Dormir mal de manera constante, sin embargo, se relaciona con un mayor riesgo de padecer obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión, depresión, infartos y enfermedades cardíacas.
Además, la falta de sueño afecta la concentración, el estado de ánimo y el rendimiento laboral. El cansancio acumulado puede deteriorar la memoria y aumentar la irritabilidad, generando un impacto directo en la salud mental y emocional.
Dormir bien, en cambio, mejora el enfoque, la energía y la capacidad de respuesta del sistema inmunológico.
¿Cuántas horas de sueño necesita cada persona?
Según los especialistas de Mayo Clinic, la cantidad ideal de descanso depende de la edad:
- Bebés (4 a 12 meses): 12 a 16 horas diarias
- Niños pequeños (1 a 2 años): 11 a 14 horas
- Preescolares (3 a 5 años): 10 a 13 horas
- Niños (6 a 12 años): 9 a 12 horas
- Adolescentes (13 a 18 años): 8 a 10 horas
- Adultos: entre 7 y 9 horas por noche
Dormir más de 9 o 10 horas también puede ser señal de un descanso deficiente o de un problema de salud no diagnosticado.
El descanso no es un lujo, es una necesidad biológica. Dormir bien mantiene al cuerpo fuerte, a la mente enfocada y al sistema inmune preparado para protegerte cada día.


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