Cada vez más investigaciones demuestran que el envejecimiento no es sinónimo de deterioro inevitable. Una de las claves podría estar más cerca (y más divertida) de lo que crees: tocar un instrumento musical. Según un nuevo estudio publicado en PLOS Biology, los adultos mayores que han practicado música durante años muestran patrones cerebrales similares a los de personas jóvenes, lo que les permite entender mejor el habla en ambientes ruidosos y conservar agilidad cognitiva.
Este hallazgo podría transformar la forma en que pensamos el envejecimiento y la salud cerebral. La música, como un gimnasio para la mente, estimula regiones clave del cerebro que favorecen la memoria, la atención y la audición, incluso cuando estas capacidades suelen deteriorarse con la edad.
El estudio que armonizó ciencia y música
Investigadores de la Academia China de Ciencias, liderados por Yi Du y Lei Zhang, reclutaron a 74 participantes: 25 músicos mayores, 25 adultos mayores sin experiencia musical y 24 jóvenes que no tocan instrumentos. A todos se les pidió identificar sílabas enmascaradas por ruido mientras se les realizaban escaneos cerebrales por resonancia magnética funcional.
Los resultados fueron sorprendentes: los músicos mayores no solo rindieron mejor en las pruebas de audición compleja, sino que sus cerebros mostraban patrones de activación similares a los de los participantes jóvenes. Este fenómeno se conoce como reserva cognitiva, es decir, la capacidad del cerebro para encontrar rutas alternativas que compensan el desgaste natural.
¿Qué es la «Hold-Back Upregulation»?
Los autores del estudio proponen una hipótesis fascinante: la «Hold-Back Upregulation». Según esta teoría, la reserva cognitiva adquirida mediante el entrenamiento musical prolongado permite que el cerebro funcione de forma más eficiente, sin tener que sobreesforzarse ante tareas complejas como comprender el habla en entornos ruidosos.
En otras palabras, años de práctica musical podrían fortalecer las conexiones neuronales, mantenerlas activas y adaptables, y ayudar a los adultos mayores a resistir mejor los efectos del envejecimiento cerebral.
No es tarde para empezar
¿Y si nunca aprendiste música? ¡No importa! Lei Zhang enfatiza que «nunca es demasiado tarde para retomar o comenzar un pasatiempo gratificante como aprender un instrumento». Ya sea una guitarra, un piano o incluso un ukelele, la práctica constante ofrece beneficios cognitivos duraderos.
Además, los investigadores sugieren que otras actividades estimulantes como aprender un nuevo idioma, hacer ejercicio, tomar clases o resolver acertijos también podrían aumentar la reserva cognitiva. La clave está en mantener el cerebro activo y curioso.


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