En muchas cocinas del mundo, un plato de arroz blanco parece la guarnición más inofensiva. Sin embargo, detrás de su sabor neutro se esconde un efecto poderoso: puede provocar picos de azúcar en sangre.
De acuerdo con evidencias de Harvard Health y Verywell Health, este alimento básico se digiere muy rápido debido a su alto índice glucémico y bajo contenido en fibra, lo que obliga al organismo a liberar grandes cantidades de insulina. Para personas con diabetes o resistencia a la insulina, este efecto puede resultar problemático.
¿Qué significa índice glucémico?
El índice glucémico (IG) mide la velocidad con que un alimento eleva la glucosa en sangre. El arroz blanco suele superar 65 puntos en la escala, colocándose en la categoría de alto IG.
Esto implica que después de comerlo, la glucosa aumenta con rapidez, pero también desciende de manera abrupta. Este “sube y baja” puede provocar cansancio, hambre temprana o incluso temblores.
En contraste, el arroz integral, que conserva el salvado y el germen, tiene un IG de 50-55 y más fibra, lo que hace que la glucosa se eleve de forma gradual. Otras opciones con IG más bajo son la quinua, la avena y el pan de centeno.
El tamaño de la porción importa
Un detalle que suele pasarse por alto es la cantidad de arroz consumida. La Asociación Americana de Diabetes recomienda entre ⅓ y ½ taza cocida como porción estándar.
Sin embargo, en restaurantes y comidas caseras la cantidad servida puede ser el triple, aumentando drásticamente el impacto en los niveles de azúcar. Controlar la porción no solo reduce los picos de glucosa, sino que también deja espacio en el plato para más proteínas y verduras.
Combinaciones inteligentes
El arroz blanco puede formar parte de una dieta equilibrada si se combina de manera adecuada:
- Proteínas (pollo, tofu, pescado, frijoles): enlentecen la digestión.
- Verduras: aportan fibra y mayor saciedad.
- Grasas saludables (aguacate, nueces, aceite de oliva): reducen el impacto glucémico.
Un simple cambio, como preparar un salteado con arroz, verduras y proteína, puede marcar la diferencia frente a comer solo un plato de arroz blanco.
Cómo reducir el almidón en el arroz blanco
Existen métodos caseros que ayudan a moderar su efecto glucémico:
- Lavar el arroz varias veces hasta que el agua salga clara, eliminando almidón superficial.
- Cocer en abundante agua y escurrirlo antes de servir.
- Refrigerar el arroz cocido durante horas o toda la noche. Este proceso aumenta el almidón resistente, un tipo de fibra que ayuda a controlar la glucosa y mejora la salud intestinal. Incluso al recalentar el arroz se mantiene este beneficio.
Una guía práctica para personas con diabetes
El arroz blanco no está prohibido. Lo clave es:
- Moderar las porciones.
- Acompañarlo con fibra, proteínas y grasas saludables.
- Preferir el arroz integral o la quinua cuando sea posible.
- Seguir el método del plato: ½ plato de verduras sin almidón, ¼ de proteínas y ¼ de carbohidratos como arroz.
Además, monitorear la glucosa después de comer puede ayudar a cada persona a identificar su propia respuesta al arroz.


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