México, el mayor consumidor de refrescos en el mundo
El dato es contundente: 166 litros por persona al año. Así lo reveló David Kershenobich, titular de la Secretaría de Salud, durante la conferencia matutina en Palacio Nacional. Con esa cifra, México se coloca, junto con Colombia, como los países donde más se consumen refrescos y bebidas azucaradas en todo el mundo.
El problema no es menor: detrás de cada botella se esconde un alto contenido de azúcar que alimenta una crisis de salud pública sin precedentes.
Una botella, 15 cucharadas de azúcar
En su explicación, Kershenobich detalló que una sola botella de 600 mililitros de refresco contiene 15 cucharaditas de azúcar, una cantidad que rebasa con creces las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ese exceso de azúcar, consumido de forma cotidiana, se ha convertido en uno de los principales detonadores de diabetes mellitus y enfermedades cardiovasculares, las dos causas de mayor mortalidad en el país.
Los números que encienden las alarmas
Las cifras presentadas reflejan un escenario preocupante:
- Uno de cada tres casos nuevos de diabetes en México está relacionado con bebidas azucaradas.
- Uno de cada siete casos de enfermedades cardiovasculares tiene la misma causa.
- En 2023 se registraron 192,593 muertes por enfermedades cardiovasculares y 112,641 por diabetes.
Más allá de la mortalidad, Kershenobich subrayó la carga de discapacidad que dejan estas enfermedades: muchos pacientes llegan a vivir hasta diez años con limitaciones derivadas de complicaciones antes de fallecer.
Storytelling: la herencia azucarada desde la infancia
En la mesa de un desayuno típico en México, no es raro ver un refresco junto al plato. Esta práctica, que parece cotidiana e inocente, esconde un problema estructural: siete de cada diez niños y adolescentes en México consumen refresco con frecuencia, incluso en la primera comida del día.
El resultado: cuatro de cada diez menores padecen sobrepeso u obesidad, y más del 10% de su energía diaria proviene del azúcar, el doble de lo recomendado por la OMS. Una herencia azucarada que compromete el futuro de toda una generación.
Hemodiálisis: el costo silencioso del abuso
El funcionario también alertó sobre la relación entre el consumo excesivo de refrescos y la necesidad creciente de hemodiálisis, un procedimiento doloroso y costoso para quienes sufren insuficiencia renal.
En 1993 se realizaban menos de 20 mil hemodiálisis al año en México. Para 2019, la cifra superó las 100 mil. Detrás de cada tratamiento hay un paciente conectado varias veces por semana a una máquina que sustituye la función de riñones que ya no responden.
El falso alivio de los refrescos light y cero
Kershenobich también desmintió la idea de que las versiones “light” o “cero” son alternativas saludables. Según estudios, estas bebidas aumentan entre 23% y 31% el riesgo de infartos y hemorragias cerebrales.
Además, modifican la flora intestinal, generando bacterias dañinas que favorecen complicaciones metabólicas y cardiovasculares. En palabras del secretario, “no son inocuas, también enferman”.
Estrategia de prevención: “Vive feliz, vive saludable”
Ante la magnitud del problema, la Secretaría de Salud puso en marcha la campaña “Vive feliz, vive saludable”, enfocada en niños y adolescentes para reducir el consumo de refrescos y comida chatarra.
Sin embargo, el reto va más allá de la infancia. Kershenobich advirtió que es urgente extender la estrategia a los adultos y lanzó una pregunta que resonó en Palacio Nacional:
“¿Después de lo que has escuchado, te tomarías un refresco diario?”
Cambiar hábitos para salvar vidas
México y Colombia encabezan un ranking que debería preocupar más que enorgullecer. Ser los mayores consumidores de refrescos en el mundo es una sentencia a futuro: más diabetes, más obesidad, más muertes prematuras.
El desafío no es prohibir, sino cambiar hábitos. Si no se actúa ahora, la carga de enfermedad será insostenible para el sistema de salud y para millones de familias.


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