Qué son los alimentos ultraprocesados y por qué preocupan
Los alimentos ultraprocesados son productos industriales que han sido modificados significativamente respecto a su forma original mediante aditivos, conservantes, colorantes, azúcares añadidos, grasas refinadas y compuestos artificiales. Se incluyen en esta categoría la mayoría de los cereales azucarados, refrescos, embutidos, galletas, comidas congeladas listas para calentar y snacks empaquetados.
Durante años se han vinculado con problemas como obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares, pero una nueva investigación sugiere que también podrían estar asociados a un mayor riesgo de cáncer de pulmón, incluso en personas que nunca han fumado.
El estudio que despertó las alertas
La investigación fue publicada en European Respiratory Journal y analizó los hábitos alimenticios de más de 280,000 personas durante una década. Los científicos observaron que quienes consumían una mayor proporción de alimentos ultraprocesados tenían un riesgo hasta 24% mayor de desarrollar cáncer de pulmón, independientemente de si eran fumadores.
Uno de los hallazgos más inquietantes fue que el riesgo aumentaba incluso en personas con peso saludable y sin antecedentes familiares directos de cáncer. Según los autores, esto sugiere que no se trata solo de calorías vacías, sino de componentes químicos que podrían alterar procesos celulares clave.
¿Qué mecanismos podrían estar detrás del riesgo?
Aunque aún se investigan los mecanismos exactos, los expertos apuntan a varios factores posibles:
- Inflamación crónica: muchos alimentos ultraprocesados promueven una respuesta inflamatoria sostenida, lo cual puede favorecer entornos propicios para el desarrollo de células tumorales.
- Aditivos y contaminantes: se sospecha que ciertos aditivos (como los nitritos en embutidos) o residuos de procesamiento pueden dañar el ADN y contribuir a mutaciones.
- Desequilibrio del microbioma intestinal, que tiene una influencia creciente en el sistema inmunológico y en cómo el cuerpo responde a agresores externos.
Los investigadores también señalan que los ultraprocesados pueden afectar la respuesta inmunitaria del organismo, haciendo más difícil detectar y eliminar células precancerosas a tiempo.
El vínculo con el cáncer de pulmón: más allá del tabaco
El cáncer de pulmón sigue siendo una de las principales causas de muerte por cáncer en el mundo. Aunque el tabaquismo sigue siendo el principal factor de riesgo, ha habido un aumento preocupante de casos en personas no fumadoras, especialmente mujeres. Este fenómeno ha motivado a los científicos a investigar factores ambientales y de estilo de vida alternativos, como la alimentación.
Este nuevo estudio respalda la idea de que lo que comemos podría tener un impacto directo en nuestra salud pulmonar, y no solo en términos cardiovasculares o metabólicos.
Qué se puede hacer: prevención desde el plato
Reducir el consumo de comida ultraprocesada es una estrategia accesible para muchas personas. En lugar de productos empaquetados o listos para calentar, se recomienda optar por:
- Alimentos frescos y mínimamente procesados, como frutas, verduras, legumbres, granos enteros, pescado y carnes magras.
- Preparaciones caseras que permitan controlar los ingredientes y reducir los aditivos innecesarios.
- Leer etiquetas para identificar ingredientes sospechosos como jarabe de maíz de alta fructosa, glutamato monosódico, colorantes artificiales o conservadores como BHT y BHA.
Además, seguir hábitos saludables como ejercicio regular, evitar el tabaco y exponerse lo menos posible a la contaminación ambiental complementa una estrategia de prevención más integral.
Lo que comes sí importa para tus pulmones
Aunque el vínculo entre los alimentos ultraprocesados y el cáncer de pulmón aún está en estudio, las primeras evidencias son claras: una dieta rica en estos productos puede aumentar tu riesgo de desarrollar enfermedades graves, incluso si nunca has fumado.
La buena noticia es que muchos de estos riesgos se pueden reducir con decisiones diarias. Cambiar tu forma de comer no solo mejora tu energía o tu figura, también puede proteger tus órganos vitales y disminuir tus probabilidades de cáncer a largo plazo.


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