Una nueva esperanza médica emerge desde los laboratorios de CRISPR Therapeutics, donde la ciencia y la genética se unieron para desafiar una de las mayores causas de muerte del mundo: las enfermedades cardiovasculares.
En un pequeño pero revelador ensayo clínico con 15 pacientes, científicos lograron reducir drásticamente los niveles de colesterol LDL (“malo”) y triglicéridos gracias a una sola dosis de terapia de edición genética. Este avance, presentado ante la Asociación Estadounidense del Corazón, podría revolucionar la prevención de infartos y accidentes cerebrovasculares.
CRISPR: una herramienta que reescribe la salud
Todo comenzó con una idea casi utópica: modificar los genes humanos para eliminar enfermedades desde la raíz. Gracias a la tecnología CRISPR, ganadora del Premio Nobel de Química en 2020, los investigadores han logrado cortar y desactivar genes responsables de la producción excesiva de lípidos.
En este estudio, se utilizó una nanopartícula lipídica —una diminuta burbuja de grasa— para transportar un ARN mensajero que actúa como “tijeras moleculares” sobre el gen ANGPTL3, directamente relacionado con el metabolismo del colesterol.
El cardiólogo Steven Nissen, de la Clínica Cleveland, expresó:
“Estamos ante un mundo nuevo y valiente. Hace 15 años, esto habría parecido ciencia ficción”.
Resultados prometedores, pero con cautela científica
Los pacientes que recibieron la dosis más alta mostraron una reducción del 50% en colesterol y triglicéridos, sin reportar efectos adversos graves. Sin embargo, los expertos recomiendan precaución: el tamaño del estudio es limitado y el seguimiento debe continuar antes de considerar su aplicación masiva.
El doctor Pradeep Natarajan, del Hospital General de Massachusetts, destacó:
“Hay motivos para el entusiasmo, pero debemos avanzar con prudencia. La seguridad es la prioridad número uno”.
En paralelo, otros ensayos de edición genética —como los de Intellia Therapeutics y Verve Therapeutics— han sido suspendidos temporalmente tras registrarse complicaciones hepáticas en pacientes. Esto refuerza la necesidad de un monitoreo riguroso antes de expandir el uso de la tecnología.
Un futuro sin pastillas diarias
El sueño de los científicos es claro: una sola inyección que reduzca permanentemente el riesgo de enfermedades cardíacas. Actualmente, millones de personas dependen de estatinas y otros fármacos que deben tomarse de por vida.
Si la terapia CRISPR supera las fases clínicas siguientes, podríamos estar ante el inicio de una nueva era en la medicina preventiva, donde las enfermedades más comunes se detengan antes de aparecer.
El cardiólogo Kiran Musunuru, de la Universidad de Pensilvania, lo resume así:
“Estamos más cerca de ofrecer un tratamiento único que podría salvar millones de vidas. Es el comienzo de algo histórico”.


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