Cada noche, Clara se acuesta agotada. Apaga la luz, se acomoda bajo las sábanas y cierra los ojos. Pero su mente no coopera. Repasa el trabajo, la conversación con su madre, la lista del supermercado… minutos que se vuelven horas.
No es raro. Según la psicóloga Roser Gort, experta de la Clínica del Sueño Estivill, la mente activa es una de las principales causas del insomnio. Aunque el cuerpo esté cansado, el cerebro no reconoce la cama como un lugar para dormir. ¿Por qué? Porque la hemos convertido en un espacio multitarea: redes sociales, series, correos, incluso trabajo.
Por qué tu cama ya no te ayuda a dormir
El mayor error, dice Gort, es quedarse en la cama esperando que el sueño llegue, lo que solo aumenta la ansiedad. Si el cerebro no asocia la cama con descanso, no inicia el proceso de desconexión mental necesario para dormir.
Además, el uso de pantallas en la cama activa áreas cerebrales que dificultan la relajación. Incluso la lectura o actividades “tranquilas” pueden resultar contraproducentes si se hacen en el mismo lugar donde deberíamos dormir.
Cómo reentrenar tu cerebro para que vuelva a dormir
La clave, explica Gort, es romper el ciclo. Si no puedes dormir, sal de la cama. Ve a otro ambiente con luz cálida y realiza una actividad relajante sin pantallas: escucha música suave o respira profundamente. Cuando sientas sueño, vuelve a intentarlo.
Este proceso, repetido con paciencia, reeduca al cuerpo y la mente. La cama debe usarse solo para dormir, no para entretenerse, trabajar ni reflexionar. Así, el cerebro volverá a reconocerla como un espacio de descanso.
La presión del sueño: cómo aprovecharla a tu favor
Desde un enfoque más fisiológico, Healthline destaca el concepto de presión de sueño: ese cansancio acumulado que sentimos cuanto más tiempo permanecemos despiertos. Dormir lo alivia, y aunque lo ideal son ciclos completos, incluso una siesta breve puede ayudar.
Una siesta de 90 minutos, por ejemplo, permite completar un ciclo de sueño, lo que explica por qué es más reparadora que dormir varias horas interrumpidas.
Entender las fases del sueño te ayuda a respetarlo
El sueño tiene dos grandes fases:
- NREM (sueño profundo): Repara tejidos, fortalece el sistema inmune y baja la frecuencia cardíaca.
- REM: Aquí soñamos y se consolidan memorias y emociones.
Romper el insomnio implica permitir que ambas fases ocurran de forma natural, sin interrumpirlas con hábitos que impiden que el cuerpo entre en sueño profundo.
Dormir no es un lujo: es una necesidad vital
Volver a dormir profundamente es posible. La solución no está en “dormir más”, sino en dormir mejor, respetando los ciclos del cuerpo y enseñándole a la mente que puede —y debe— desconectarse.
Rompe el ciclo. Crea un ritual. Redefine tu cama. Tu salud física, mental y emocional te lo agradecerán.


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