Ana siempre había hablado con su perro “Luna” como si fuera una amiga de toda la vida. Lo hacía en las mañanas mientras preparaba café, al llegar del trabajo y antes de dormir. Lo que no sabía es que, más allá de la ternura, esa costumbre estaba transformando su bienestar emocional y el de Luna.
La psicología respalda esta práctica: hablar con los perros libera oxitocina, conocida como la “hormona del amor”, tanto en el humano como en el animal. Este simple acto promueve un vínculo afectivo profundo y potencia la inteligencia emocional.
El papel de la oxitocina en la conexión humano–perro
Investigaciones publicadas en Science demuestran que la comunicación cara a cara y la mirada entre humanos y perros desencadenan un “bucle positivo” de oxitocina en ambas especies.
La médica psiquiatra Liliana Hepner explica: “La oxitocina conecta, vincula y permite encontrar placer en lo cotidiano”.
En otras palabras, cuando le hablas a tu perro con cariño, tu cerebro y el suyo están reforzando un lazo evolutivamente diseñado para la cooperación y el apego social.
Más allá del cariño: beneficios emocionales para humanos
Un estudio en Anthrozoös reveló que muchas personas se sienten más cómodas compartiendo emociones difíciles con sus perros que con sus parejas o amigos.
Esto se debe a que el perro escucha sin interrumpir ni juzgar, creando un espacio seguro para procesar sentimientos.
La psicóloga Jen Golbeck afirma que “nombrar las emociones reduce su intensidad”, y hacerlo con un perro presente puede ayudarte a pasar página más rápido y mejorar tu ánimo.
Lo que ellos también ganan
No solo los humanos se benefician. Un estudio en NeuroImage comprobó que el cerebro del perro reacciona más intensamente a la voz de su dueño que a cualquier otra. Esto significa que hablarle no solo lo tranquiliza, sino que también fortalece su sentido de seguridad y pertenencia.
El poder del “habla perruna”
El tono que usas es clave. Investigadores de Animal Cognition hallaron que el “habla perruna” —similar al tono suave usado con bebés— capta mejor la atención del animal y refuerza su disposición a interactuar.
Frases como “¿Vamos a pasear?” o “¡Buen chico!” no solo lo motivan, sino que construyen una asociación positiva con tu voz.
Cómo incorporar este hábito en tu día
- Habla todos los días: incluso unos minutos fortalecen el vínculo.
- Usa su nombre: activa su atención y refuerza la conexión.
- Mantén contacto visual: amplifica el efecto de la oxitocina.
- Combina palabras con gestos: tu perro interpreta también tu lenguaje corporal.
Hablar con tu perro es mucho más que una muestra de cariño: es una herramienta poderosa para tu bienestar y el suyo. La ciencia lo respalda, la psicología lo explica y tu perro… lo agradece con cada movimiento de cola.


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