Muchos lo hacen de manera habitual, sobre todo al estirarse o al sentir tensión en las manos: tronarse los dedos. A pesar de la sensación de alivio que provoca, existe una pregunta frecuente: ¿realmente es perjudicial para la salud de las articulaciones? La ciencia tiene respuestas que van más allá de los mitos populares.

Qué ocurre cuando tronamos los dedos

Cuando truenan los dedos, el sonido característico proviene de la liberación de gases dentro del líquido sinovial que lubrica las articulaciones. Este líquido contiene oxígeno, nitrógeno y dióxido de carbono. Al aplicar presión al doblar o estirar la articulación, se forman burbujas de gas que colapsan o “explotan”, generando el famoso crujido.

Este fenómeno, conocido como cavitación articular, es natural y no necesariamente indica daño articular. De hecho, los estudios médicos han mostrado que el sonido es inofensivo por sí mismo, aunque la percepción de molestia o dolor sí puede ser un indicativo de problemas subyacentes.

Mitos sobre los riesgos de tronarse los dedos

Durante décadas, se ha creído que tronarse los dedos causa artritis, inflamación o deformidades en las manos. Sin embargo, investigaciones científicas han demostrado que estas afirmaciones carecen de evidencia sólida:

• Un estudio de la Universidad de Harvard concluyó que no existe relación entre el hábito de tronarse los dedos y la aparición de artritis en adultos.
• Investigaciones publicadas en el Journal of the American Board of Family Medicine también confirmaron que, si no hay dolor, el hábito no daña los cartílagos ni las articulaciones.

No obstante, tronarse los dedos de manera excesiva o forzada podría causar molestias temporales, inflamación leve o disminuir la fuerza de agarre si se acompaña de movimientos bruscos o repetitivos.

Posibles efectos negativos a considerar

Aunque tronarse los dedos no genera artritis, algunos efectos secundarios leves sí pueden ocurrir:

1. Inflamación temporal: Estiramientos repetitivos excesivos pueden inflamar los tejidos blandos alrededor de la articulación.
2. Lesiones de ligamentos: Forzar la articulación para producir el crujido podría generar microdesgarros, aunque son poco frecuentes.
3. Molestias en la mano: En personas con predisposición a problemas articulares, el hábito podría generar incomodidad.

En general, si el hábito es espontáneo y sin dolor, la evidencia médica indica que no representa riesgo grave para la salud de las manos.

Beneficios percibidos del hábito

Más allá de la curiosidad o la costumbre, tronarse los dedos puede ofrecer beneficios subjetivos:

• Alivio temporal de tensión: Algunas personas sienten que sus manos se “aflojan” tras el crujido.
• Mejora de movilidad momentánea: La articulación puede sentirse más flexible después de tronarse los dedos, aunque este efecto es temporal.
• Reducción del estrés: Para algunas personas, el gesto funciona como un mecanismo de relajación.

Es importante destacar que estos efectos son principalmente perceptuales, no clínicos, y no sustituyen ejercicios de movilidad o estiramiento recomendados por especialistas.

Cuándo consultar a un médico

Si tronarse los dedos se acompaña de síntomas como dolor persistente, inflamación, limitación de movimiento o chasquidos anormales, es recomendable acudir a un reumatólogo u ortopedista. Podría indicar problemas como artritis, lesión de ligamentos o daño en cartílago, condiciones que sí requieren evaluación profesional.

Tronarse los dedos no es perjudicial si se hace de manera ocasional y sin dolor, y la idea de que causa artritis es un mito ampliamente difundido. Sin embargo, es importante escuchar a nuestro cuerpo y evitar movimientos forzados o repetitivos que generen molestias. La ciencia respalda que, mientras no haya dolor ni inflamación, el hábito es seguro y relativamente inofensivo.

Para mantener la salud de las manos, lo recomendable es complementar el hábito con ejercicios de movilidad y estiramiento, además de cuidar la postura y la fuerza de agarre en actividades diarias.