En una sala llena de juguetes, pantallas encendidas y voces que se cruzan sin descanso, es fácil pensar que el caos es parte natural de la vida familiar moderna. Pero la ciencia tiene una advertencia: el desorden constante y el ruido excesivo pueden dañar el desarrollo emocional y mental de los niños.
Un reciente estudio divulgado por Psychology Today, liderado por la investigadora Sophie von Stumm, analizó cómo la percepción de caos en el hogar influye en la salud mental de más de 7.000 niños británicos nacidos en la década de 1990. El hallazgo fue contundente: quienes consideraban su entorno familiar más caótico mostraron mayor riesgo de presentar ansiedad, depresión y baja autoestima en la adultez temprana.
Qué es el caos doméstico y por qué importa
El caos doméstico no solo se trata de una casa desordenada. Según los especialistas, es un ambiente donde predominan el ruido, la falta de estructura y la imprevisibilidad. Televisores encendidos, conversaciones simultáneas, notificaciones constantes y objetos acumulados crean una sensación de agobio permanente.
Este tipo de entorno afecta la regulación emocional de los niños, ya que el cerebro en desarrollo necesita rutinas y tranquilidad para procesar estímulos y construir seguridad. Un hogar caótico, en cambio, puede provocar una respuesta constante de estrés.
Incluso en familias donde todos los hijos viven bajo el mismo techo, el estudio con gemelos reveló que la percepción individual del caos marca la diferencia: el hermano que interpretó su casa como más ruidosa o desorganizada mostró peores indicadores de bienestar mental al llegar a los 20 años.
Impacto a largo plazo en la salud y el aprendizaje
Aunque el caos doméstico puede influir en las calificaciones escolares, los investigadores destacan que no existe una relación causal directa entre el desorden y el bajo rendimiento académico. Sin embargo, sí afecta la capacidad de concentración, la memoria de trabajo y la regulación del comportamiento.
Los niños que desarrollan habilidades organizativas y rutinas sólidas logran, con el tiempo, percibir su entorno de forma más estable, reduciendo la sensación de caos y mejorando su rendimiento tanto en la escuela como en casa.
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