Un nuevo estudio ha revelado que el consumo de azúcar y edulcorantes artificiales en la infancia podría estar relacionado con la aparición temprana de la pubertad. Así lo advirtieron investigadores en la reunión anual de la Sociedad Endocrina en San Francisco, donde presentaron hallazgos sobre cómo estos ingredientes afectan el desarrollo hormonal.
Azúcar y su relación con los niños
El estudio, liderado por el Dr. Yang-Ching Chen del Hospital Municipal Wan Fang de Taipei, encontró que tanto el azúcar como ciertos edulcorantes, como el aspartamo, la sucralosa (Splenda) y la glicirricina (derivada del regaliz), se asocian con un mayor riesgo de pubertad precoz, especialmente en niños con predisposición genética.
¿Qué es la pubertad precoz?
La pubertad precoz central ocurre cuando el cerebro activa antes de tiempo la producción de hormonas sexuales, generando cambios físicos prematuros. Según la Clínica Cleveland, esta condición puede acortar el período de crecimiento, afectar la estatura final del menor y aumentar el riesgo de padecer enfermedades como diabetes tipo 2 o problemas cardiovasculares en la adultez.
Cómo se hizo el estudio
Los investigadores analizaron a más de 1,400 adolescentes en Taiwán. De ellos, 481 presentaron signos de pubertad precoz. A través de cuestionarios y muestras de orina, midieron el consumo de edulcorantes, mientras que un panel genético evaluó su predisposición biológica.
Uno de los hallazgos más relevantes fue que el riesgo aumentaba con la cantidad de edulcorantes ingeridos. Además, los efectos variaban según el género:
- En niñas, el azúcar añadido, la sucralosa y la glicirricina mostraron una fuerte asociación.
- En niños, la sucralosa fue el principal detonante.
¿Qué dicen los expertos?
El Dr. Chen explicó que estos productos pueden alterar la flora intestinal y estimular directamente la liberación de hormonas relacionadas con el inicio de la pubertad. “Lo que comen y beben los niños hoy puede tener un impacto fuerte y sorprendente en su desarrollo”, señaló en un comunicado.
Si bien el estudio no demuestra una relación causal directa, plantea preguntas importantes sobre el impacto de la alimentación en la salud infantil.


TE PODRÍA INTERESAR