El debate sobre si una copa de vino o una cerveza ocasional puede ser “inofensiva” para la salud cerebral ha estado presente por años. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista BMJ Evidence Based Medicine derrumba ese mito: cualquier cantidad de alcohol aumenta el riesgo de demencia.
Los investigadores analizaron datos de más de 560,000 personas en EE. UU. y Reino Unido, con seguimientos de hasta 12 años. Los hallazgos fueron contundentes: cada bebida adicional a la semana eleva en un 15% la probabilidad de desarrollar demencia.
El mito del consumo moderado de alcohol
Durante décadas, algunos estudios sugerían que beber con moderación podría tener un efecto protector en el cerebro. La narrativa popular incluso promovía el vino tinto como “aliado” de la memoria y la longevidad.
Pero este nuevo análisis demuestra lo contrario. Cuando los investigadores incluyeron factores como la genética y los hábitos de consumo a lo largo de los años, no se encontró ningún efecto protector. De hecho, la relación fue clara: a mayor consumo, mayor riesgo.
¿Qué dicen los expertos sobre la salud cerebral?
La doctora Anya Topiwala, investigadora principal de la Universidad de Oxford, explicó que el efecto del alcohol no discrimina cantidades: desde el consumo ligero hasta el excesivo, el daño es acumulativo.
Más de 14,500 participantes desarrollaron demencia durante el estudio, y muchos de ellos habían reducido su consumo en los años previos al diagnóstico. Esto reveló un detalle crucial: la aparente “protección” observada en investigaciones anteriores se debía a una confusión de causalidad inversa. Es decir, las personas bebían menos porque ya estaban experimentando deterioro cognitivo temprano.
Implicaciones en la prevención de la demencia
La demencia es una de las principales causas de discapacidad en adultos mayores a nivel mundial, y cada caso impacta no solo al paciente, sino también a las familias y sistemas de salud.
El estudio enfatiza que reducir el consumo de alcohol es una estrategia efectiva para prevenir la demencia. De hecho, los investigadores calcularon que disminuir a la mitad los trastornos por consumo de alcohol en la población podría reducir los casos de demencia hasta en un 16%.
Un cambio de mentalidad necesario
Las celebraciones, reuniones sociales y momentos de relajación suelen estar acompañados de bebidas alcohólicas. Pero, con esta evidencia científica, el mensaje es claro: no existe una dosis segura para el cerebro.
La salud cognitiva depende de factores como la alimentación, el sueño, la actividad física y el control del consumo de sustancias como el alcohol. Apostar por alternativas sin alcohol no solo protege la memoria, sino que también mejora la calidad de vida en el largo plazo.


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