Un nuevo estudio sobre autismo ha identificado diferencias significativas entre los casos de autismo temprano, diagnosticados en la primera infancia, y el autismo tardío, que aparece más adelante en la niñez. La investigación sugiere que existen variaciones genéticas y patrones de desarrollo distintos entre ambos tipos, lo que podría tener implicaciones importantes para el diagnóstico, tratamiento y apoyo educativo.
Qué distingue al autismo temprano del tardío
El autismo temprano se manifiesta generalmente antes de los tres años de edad. Los niños presentan retrasos en el habla, dificultades para interactuar socialmente y patrones repetitivos de comportamiento desde los primeros años de vida.
Por otro lado, el autismo tardío puede no ser evidente hasta después de los tres o cuatro años, cuando las demandas sociales y cognitivas aumentan. Los síntomas suelen ser más sutiles al inicio y pueden incluir problemas de comunicación social, dificultades para adaptarse a cambios y comportamientos repetitivos menos evidentes.
Diferencias genéticas identificadas en el estudio
El estudio, realizado por un equipo internacional de genetistas y psicólogos, analizó muestras de ADN de cientos de niños diagnosticados con autismo. Los hallazgos indican que:
- Los niños con autismo temprano muestran una mayor concentración de mutaciones genéticas raras relacionadas con el desarrollo neuronal.
- En el autismo tardío, se observa una combinación de factores genéticos y ambientales, incluyendo mutaciones menos frecuentes pero con impacto en procesos de conectividad cerebral y regulación emocional.
- Estas diferencias sugieren que el momento de aparición del autismo puede estar influenciado por mecanismos genéticos específicos, abriendo la puerta a estrategias de diagnóstico más personalizadas.
Implicaciones para el desarrollo infantil
Comprender estas diferencias tiene un impacto directo en la planificación educativa y terapéutica:
- Los niños con autismo temprano pueden beneficiarse de intervenciones intensivas desde la primera infancia, centradas en el lenguaje, la interacción social y habilidades motoras.
- Para el autismo tardío, la identificación temprana puede ser más complicada, pero los programas individualizados y flexibles pueden ayudar a abordar dificultades sociales y emocionales conforme surgen.
- En ambos casos, la detección temprana sigue siendo clave para maximizar el desarrollo y la calidad de vida.
Cómo apoyar a niños con autismo según su tipo
Los especialistas recomiendan estrategias diferenciadas según el patrón de aparición:
- Autismo temprano: terapias de lenguaje, juegos sociales dirigidos, apoyo conductual y seguimiento constante por equipos multidisciplinarios.
- Autismo tardío: evaluación periódica de habilidades cognitivas y sociales, intervenciones centradas en la regulación emocional, y capacitación a familias y educadores para identificar señales sutiles.
Además, fomentar entornos inclusivos y estructurados ayuda a ambos grupos a desarrollar autonomía y confianza.
La importancia de la investigación continua
Este estudio subraya la necesidad de investigar los factores genéticos y ambientales que influyen en el autismo. Comprender las diferencias entre autismo temprano y tardío no solo mejora el diagnóstico, sino que también puede guiar la creación de terapias personalizadas basadas en la genética y el desarrollo individual.
Los investigadores destacan que futuros estudios podrían explorar cómo intervenciones tempranas específicas pueden modificar trayectorias de desarrollo, especialmente en niños con predisposición genética identificada.
Un enfoque más personalizado del autismo
La distinción entre autismo temprano y tardío basada en diferencias genéticas y de desarrollo representa un avance importante en la neurociencia y la pediatría. La detección y el apoyo personalizados permiten maximizar el potencial de cada niño, brindando herramientas para mejorar la comunicación, las habilidades sociales y la adaptación emocional.
A medida que la investigación avance, los padres, educadores y profesionales de la salud contarán con información más precisa para tomar decisiones informadas, reforzando la importancia de un enfoque individualizado frente al autismo.


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