El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en enero de 2025 está causando gran expectación no solo en Estados Unidos, sino también en sus países vecinos, especialmente México. El embajador estadounidense en México, Ken Salazar, ha advertido recientemente sobre la inminente «sacudida» que traerá consigo el regreso de Trump, especialmente en temas clave como la migración, las deportaciones y la seguridad fronteriza.
La amenaza de las deportaciones masivas
En su conferencia de prensa, Salazar no dudó en señalar que las promesas de campaña de Trump, que incluyen la implementación de políticas migratorias más estrictas, podrían resultar en deportaciones masivas de migrantes, incluidos miles de mexicanos. Esta situación ha puesto en alerta al gobierno mexicano, que ha comenzado a preparar planes para recibir a aquellos mexicanos que pudieran ser deportados de regreso a su país.
Trump, conocido por sus políticas de «tolerancia cero» en relación a la inmigración ilegal, ha reiterado en su campaña que la seguridad será su prioridad, lo que podría traducirse en un endurecimiento de las políticas migratorias y la reactivación de medidas que afecten directamente a los ciudadanos mexicanos. Sin embargo, el gobierno mexicano ha afirmado que se encargará de sus connacionales, aunque ha dejado claro que no tiene responsabilidad sobre los migrantes de otras nacionalidades.
El futuro de la relación México-EE.UU.
A pesar de los temores que suscita el regreso de Trump, Salazar subrayó que México sigue siendo «el país más importante del mundo para Estados Unidos«. En su última conferencia de 2024, el diplomático destacó la necesidad de continuar impulsando proyectos de seguridad y prosperidad que beneficien a ambas naciones. Entre estos proyectos, Salazar mencionó la modernización de la infraestructura fronteriza y la importancia del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT).
¿Qué implican las nuevas medidas de seguridad en la frontera?
Uno de los aspectos clave mencionados por Salazar fue la modernización de la frontera entre ambos países. Aunque las relaciones entre Estados Unidos y México han mejorado en los últimos años, la frontera sigue siendo un punto de conflicto importante, especialmente en lo que respecta al tráfico de drogas, armas y personas. El embajador aseguró que los avances en la cooperación binacional han sido significativos, pero también resaltó que se necesitan más esfuerzos para hacerla más eficiente y segura.
Este esfuerzo no solo tiene como objetivo combatir el crimen organizado, sino también facilitar el comercio legal, reducir costos operativos y fortalecer la integración económica entre ambos países. La visión de Salazar es que, a través de una infraestructura fronteriza moderna, se pueda asegurar tanto la seguridad como la prosperidad a largo plazo.
El impacto del Tratado T-MEC y el Corredor Interoceánico
El Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) es otro punto de incertidumbre tras el regreso de Trump. Aunque Salazar expresó su confianza en que los tres países seguirán adelante con el tratado, no se puede negar que las políticas de Trump podrían alterar su estabilidad. La relación comercial entre México y Estados Unidos ha sido fundamental para la economía mexicana, y cualquier cambio en las políticas de comercio podría tener un impacto significativo.
Por otro lado, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) ha sido una de las propuestas clave para modernizar y diversificar las rutas comerciales entre México y el resto del mundo. Salazar enfatizó que este proyecto puede posicionar a América del Norte como una de las regiones comerciales más poderosas a nivel global, lo que se convierte en una prioridad estratégica en los próximos años.
El papel de la frontera México-Guatemala
Otro punto crítico mencionado por Salazar es la situación en la frontera México-Guatemala. A medida que la migración centroamericana sigue siendo una de las mayores preocupaciones de seguridad, Salazar subrayó la necesidad de una mayor cooperación entre ambos países para tratar las causas fundamentales de la migración, como la pobreza y la violencia en Centroamérica.
Aunque se han dado pasos importantes en la región, la frontera México-Guatemala sigue siendo un área vulnerable, especialmente en lo que respecta al tráfico de personas y el flujo de migrantes. En este sentido, Salazar instó a fortalecer la cooperación bilateral para abordar estos desafíos.
La situación de los migrantes y las promesas de Trump
El regreso de Trump a la Casa Blanca podría significar un cambio significativo en la política migratoria, lo que traerá nuevas incertidumbres para los migrantes, especialmente aquellos de origen mexicano. Las políticas de deportación masiva y la construcción de un muro en la frontera, que fueron una parte central de su campaña en 2016, podrían reactivarse en su segundo mandato.
Este panorama ha generado preocupación tanto en México como en otros países de Centroamérica, que ven en las políticas de Trump una amenaza directa a los derechos de los migrantes y su seguridad.
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