El bolillo es un pan blanco muy presente en el desayuno mexicano. Ya sea en tortas de tamal, con huevo o acompañando chilaquiles, es un alimento tradicional. Además, forma parte de la cultura popular: tras un susto o temblor, muchos recomiendan “comerse un bolillo pa’l susto”.
Sin embargo, ¿qué pasa si lo consumes todos los días? El bolillo es elaborado con harina de trigo, levadura, agua y sal, y carece de azúcar. Es la versión mexicana de la baguette francesa y dio origen también a la telera. Aunque es delicioso, sus propiedades nutricionales no son tan equilibradas.
Riesgos de comer bolillo a diario
Un bolillo promedio aporta 125 calorías: 73% carbohidratos, 14% grasas y 13% proteínas. Para quemar estas calorías, tendrías que correr unos 12 minutos o andar en bicicleta 19 minutos. En comparación, una tortilla de maíz contiene solo 52 calorías.
La Coordinación de Nutrición de la UNAM advierte que el exceso de carbohidratos puede contribuir a obesidad y diabetes tipo 2. Además, a diferencia del pan integral, el bolillo es bajo en fibra, vitaminas y minerales. Algunos equivalentes que ayudan a dimensionar su aporte calórico son:
- 1 bolillo = 3 tortillas de maíz.
- 1 bolillo = 7 tazas y media de palomitas naturales.
La Guía de Alimentos para la Población Mexicana recomienda no comer más de medio bolillo sin migajón por comida. Comerlo con frijoles puede saciar temporalmente, pero el consumo diario puede afectar tu salud a largo plazo.
En conclusión, el bolillo sigue siendo un alimento delicioso y culturalmente importante. Sin embargo, consumirlo todos los días no es lo más recomendable, por lo que moderar su ingesta y combinarlo con opciones más nutritivas es la clave para mantener un equilibrio saludable.


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