En 2025, el nuevo libro de Julián Herbert, Overol, ha generado un debate acalorado en la comunidad literaria mexicana. El libro utiliza un episodio de vulnerabilidad emocional entre dos escritoras, que ocurrió en 2024, como un recurso narrativo para hablar sobre la crítica literaria en México.
El problema radica en cómo este episodio, que fue más una crisis de salud mental que un debate literario, fue transformado en una herramienta narrativa sin el consentimiento de las implicadas. Este hecho nos lleva a reflexionar sobre una pregunta crucial: ¿dónde termina la inspiración literaria y comienza la explotación del dolor ajeno?
El contexto: Un episodio personal convertido en narrativa
En su ensayo, Herbert describe una confrontación pública entre dos escritoras, marcada por el dolor emocional, como un ejemplo de lo que llama “angustia de legitimidades” en la literatura mexicana. Sin embargo, este análisis ha sido duramente criticado por:
- Falta de consentimiento: Las implicadas no fueron consultadas ni entrevistadas.
- Reducción de la experiencia humana: Un episodio de vulnerabilidad fue despojado de su contexto y significado para servir como argumento en un ensayo.
- Explotación emocional: El texto utiliza el dolor como un espectáculo narrativo, más que como una reflexión ética.
Ética y responsabilidad en la literatura
La escritora Alexis Nowicki, en su ensayo Cat Person and Me, denunció una situación similar cuando Kristen Roupenian utilizó detalles de su vida personal en el cuento Cat Person. Casos como este y el de Overol plantean preguntas fundamentales:
- ¿Quién tiene el derecho de contar una historia?
- ¿Qué papel juega el consentimiento en la literatura?
- ¿Cómo se equilibra la libertad creativa con la responsabilidad ética?
El problema de la crítica literaria en México según Herbert
Herbert intenta analizar la crisis de la crítica literaria en México, pero su ensayo presenta fallas argumentativas y éticas que debilitan su tesis:
- Generalizaciones burdas: Reducir la crítica literaria a la dinámica de redes sociales ignora su diversidad y profundidad.
- Confusión conceptual: Equipara engagement en redes con legitimidad literaria, obviando las diferencias estructurales entre ambas.
- Fallas éticas: Utilizar el dolor humano como recurso narrativo sin consentimiento refleja pereza intelectual y falta de sensibilidad.
La responsabilidad de la industria editorial
La publicación de Overol por Penguin Random House plantea preguntas sobre el papel de las editoriales en la ética literaria:
- Falta de sensibilidad en el proceso editorial: Nadie cuestionó la inclusión de episodios deshumanizantes en el libro.
- Prioridad al escándalo: La industria parece privilegiar la controversia sobre el rigor y la profundidad literaria.
Este caso no solo expone fallas individuales, sino problemas estructurales en una industria que favorece lo morboso sobre lo reflexivo.
Reflexión: Redefinir la crítica y la literatura
Si la literatura debe ser un espacio de reflexión y transformación, los autores y la industria deben asumir una mayor responsabilidad ética. Reducir experiencias humanas complejas a narrativas simplistas y explotadoras no solo empobrece la crítica literaria, sino que deshumaniza a quienes forman parte de esas historias.
La verdadera legitimidad de la literatura no radica en su capacidad de generar ruido mediático, sino en su habilidad para abrir diálogos significativos, fomentar empatía y ofrecer nuevas perspectivas.
¡Únete a nuestro canal en WhatsApp! Las noticias más relevantes del día directamente en tu dispositivo móvil.


TE PODRÍA INTERESAR