En el mundo de la alimentación abundan los mitos. Uno de los más repetidos es que “los carbohidratos engordan de noche”, una idea que ha pasado de generación en generación y que muchos aplican a sus rutinas sin cuestionar. Sin embargo, especialistas en nutrición aclaran que no es tanto la hora a la que se consumen los alimentos, sino la cantidad total de calorías, la calidad de la dieta y los hábitos de vida lo que realmente influye en el aumento de peso.

La proliferación de creencias erróneas sobre la comida suele deberse a una mezcla de información desactualizada, estudios mal interpretados y consejos simplificados que circulan en redes sociales. Por eso, nutricionistas invitan a analizar con cuidado cada afirmación antes de convertirla en regla.

¿Comer de noche engorda?

De acuerdo con la nutrióloga clínica María Fernanda Romero, “no existe evidencia sólida que confirme que comer carbohidratos después de cierta hora engorde más que hacerlo en la mañana. Lo que importa es el balance energético diario”.

El cuerpo no tiene un “reloj mágico” que convierta los alimentos en grasa a partir de la noche. Lo que sí sucede es que muchas personas tienden a cenar tarde, elegir comidas más pesadas o comer por ansiedad, lo que incrementa la ingesta calórica. En este contexto, no es la hora, sino el exceso de calorías y la falta de actividad física lo que conduce al aumento de peso.

Otros mitos populares sobre la alimentación

La creencia sobre los carbohidratos nocturnos no es la única extendida en torno a la nutrición. Los especialistas señalan que hay una lista de mitos que conviene desmentir:

1. “El pan integral no engorda”

El hecho de que un producto sea integral no significa que no aporte calorías. El pan integral tiene prácticamente las mismas calorías que el pan blanco, aunque su ventaja está en el mayor contenido de fibra, lo que favorece la saciedad y la salud digestiva.

2. “Comer fruta en la noche se convierte en azúcar”

Otro mito frecuente es que la fruta consumida en la noche “se transforma en grasa”. En realidad, la fruta es saludable a cualquier hora del día; lo importante es la cantidad. Los azúcares naturales de la fruta (fructosa) se metabolizan igual en la mañana que en la noche.

3. “El desayuno es la comida más importante del día”

Aunque durante años se consideró una verdad absoluta, estudios recientes muestran que lo importante no es desayunar, sino cómo está distribuida la alimentación total del día. Saltarse el desayuno no es necesariamente dañino si el resto de las comidas son equilibradas.

4. “Los jugos detox limpian el cuerpo”

Las dietas líquidas o jugos verdes prometen “desintoxicar” el organismo, pero los expertos recuerdan que el cuerpo ya cuenta con órganos como el hígado y los riñones para cumplir esa función. No existe evidencia científica de que los jugos detox eliminen toxinas; en todo caso, pueden complementar una alimentación rica en frutas y verduras.

5. “Las grasas siempre son malas”

El término “grasa” se asocia con algo negativo, pero el cuerpo necesita ciertos tipos de grasas para funcionar. Las grasas saludables, presentes en el aguacate, el aceite de oliva, las nueces o el pescado, son esenciales para la salud cardiovascular y el cerebro. El problema radica en los excesos de grasas saturadas y trans, comunes en comida rápida y ultraprocesados.

6. “Beber agua con limón en ayunas adelgaza”

El agua con limón puede ser refrescante y una fuente de vitamina C, pero no tiene propiedades quemagrasas. Lo que realmente ayuda a controlar el peso es un balance energético negativo: consumir menos calorías de las que se gastan.

La importancia de la educación alimentaria

Los expertos coinciden en que el problema principal de estos mitos es que generan confusión y conductas poco saludables. Personas que evitan cenar por miedo a engordar terminan con hambre y optan por picar alimentos ultraprocesados; otros gastan dinero en productos “milagro” sin beneficios comprobados.

La educación nutricional basada en evidencia científica es la herramienta más eficaz para combatir estas creencias. Mantener una dieta variada, controlar las porciones, priorizar alimentos frescos y realizar actividad física constante sigue siendo la clave para un peso saludable y un bienestar integral.

Los mitos alimentarios, como el de que “los carbohidratos engordan de noche”, se mantienen vivos porque ofrecen explicaciones fáciles a problemas complejos como el sobrepeso. Sin embargo, la ciencia nutricional demuestra que ningún alimento o horario aislado determina el peso corporal. Lo que realmente importa son los hábitos a largo plazo: qué, cuánto y cómo comemos, junto con nuestro nivel de actividad física.

En definitiva, no se trata de prohibir alimentos o seguir reglas rígidas, sino de adoptar una relación más consciente, equilibrada y sostenible con la comida.