martes, diciembre 23, 2025

La historia y magia de las posadas: tradición mexicana que une corazones

En cada rincón de México, las posadas resuenan como un eco de nuestra historia, espiritualidad y cultura. Desde el aroma a ponche y tamales hasta el alegre canto de peregrinos, estas fiestas nos conectan con nuestras raíces y nos recuerdan la importancia de compartir y celebrar juntos.

Pero ¿de dónde surge esta tradición que ilumina nuestras noches decembrinas? Aquí te contamos la historia detrás de las posadas, su evolución y los elementos que las hacen únicas.

Origen de las posadas: un puente entre lo divino y lo humano

El nacimiento de una tradición en Acolman

Corría el año de 1587 cuando en el convento de Acolman, bajo la guía de fray Diego de Soria, se celebró la primera posada en México. Con autorización de la Santa Sede, este evento buscaba preparar a los fieles para la Navidad con un novenario que se llevaría a cabo del 16 al 24 de diciembre.

La primera Navidad en México

Según Tina G. Mondragón, la primera Navidad en territorio mexicano se celebró en 1528 en el convento de San Francisco El Grande, en la Ciudad de México. Este evento sentó las bases para unir las prácticas religiosas europeas con las costumbres locales.

Los elementos icónicos de las posadas mexicanas

Los peregrinos y el canto

Las posadas comienzan con un recorrido en el que los participantes, llevando figuras de José y María, entonan cánticos para pedir posada en diferentes hogares. Este acto simboliza la búsqueda de refugio de los peregrinos antes del nacimiento de Jesús.

Canto tradicional:

“En el nombre del cielo os pido posada, pues no puede andar mi esposa amada…”

El aroma de la Navidad: ponche, tamales y champurrado

Las posadas son también un festín para los sentidos. El ponche de frutas, los tamales y el champurrado llenan el aire con aromas que invitan a compartir en comunidad.

La piñata: un símbolo de lucha y recompensa

La piñata, tradicionalmente de barro, simboliza la lucha contra los pecados capitales. Su forma de estrella con siete picos representa estas tentaciones, mientras que los dulces y frutas en su interior son la recompensa por superar el mal.

Dato curioso: Según el libro Tradiciones navideñas, la piñata tiene un antecedente prehispánico en los Nemontemi, días en los que las familias rompían ollas de provisiones al regresar de visitar a sus parientes.

Nochebuena: la culminación de las posadas

El 24 de diciembre, las posadas culminan con una celebración especial: la Nochebuena. En este día, las familias colocan al Niño Jesús en el nacimiento y comparten una cena que simboliza unión y esperanza.

En palabras de Alfonso Reyes:

“De noche, bajan las estrellas. Nada hay mejor que el cielo donde cuelgan ángeles y juguetes para los niños.”

Reflexión: las posadas como vínculo cultural y espiritual

Más allá de los cantos, las luces y los sabores, las posadas son un recordatorio de la importancia de la fe, la generosidad y el trabajo colectivo. Son una oportunidad para unir lo humano con lo divino, para compartir con los demás y para reflexionar sobre el verdadero espíritu de la Navidad.

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