Las legumbres han sido un alimento básico en muchas culturas debido a sus excelentes propiedades nutricionales. Lentejas, garbanzos, frijoles secos y otras legumbres son ricos en fibra, proteínas vegetales, minerales como hierro y zinc, y vitaminas del complejo B, convirtiéndolos en aliados esenciales para una alimentación saludable.
Sin embargo, para aprovechar al máximo estos beneficios y asegurar que el cuerpo absorba los nutrientes de manera eficiente, es fundamental aprender a preparar las legumbres correctamente. Un paso clave en su preparación es el proceso de remojado, que puede mejorar considerablemente la digestión y maximizar la absorción de nutrientes.
Beneficios nutricionales de las legumbres
Las legumbres son una fuente excelente de varios nutrientes esenciales, como el ácido fólico, hierro, fibra y zinc. Además, al ser bajas en grasas y contener cero colesterol, son recomendadas por instituciones de salud como la FAO para promover la salud cardiovascular y digestiva. Incorporarlas en nuestra dieta diaria no solo es una opción saludable, sino también económica y accesible.
Sin embargo, para que estos nutrientes sean aprovechados de manera eficiente, el proceso de remojo juega un papel crucial. Este proceso reduce los antinutrientes presentes en las legumbres, como el fitato, que puede interferir con la absorción de minerales. También disminuye los tiempos de cocción y la probabilidad de sufrir flatulencias, un problema común cuando se consumen legumbres sin el remojo adecuado.
Cómo remojar las legumbres correctamente
El remojo de las legumbres es un proceso simple pero fundamental para obtener el máximo provecho de sus nutrientes. Aquí te explicamos cómo hacerlo correctamente:
Paso 1: Selección de las legumbres
Antes de remojarlas, asegúrate de seleccionar legumbres frescas y sin imperfecciones. Si estás usando legumbres secas, revisa que no tengan impurezas como piedras pequeñas.
Paso 2: Remojar las legumbres
Coloca las legumbres en un recipiente grande con suficiente agua fría. Asegúrate de que el agua cubra completamente las legumbres, ya que durante el remojo, estas absorberán agua y se expandirán. Es recomendable dejarlas en remojo durante un período de entre 4 a 8 horas, dependiendo del tipo de legumbre.
Paso 3: Agregar bicarbonato de sodio
Añadir una pequeña cantidad de bicarbonato de sodio (aproximadamente una cucharadita por cada litro de agua) puede ser muy beneficioso. El bicarbonato ayuda a reducir los antinutrientes, como el fitato, mejorando la digestibilidad y facilitando la absorción de nutrientes.
Paso 4: Escurrir y enjuagar
Una vez que haya pasado el tiempo de remojo, escurrir el agua y enjuagar las legumbres con agua fresca. Esto eliminará cualquier residuo de antinutrientes y facilitará la cocción.
Paso 5: Cocinar
Ahora, tus legumbres están listas para ser cocinadas. Recuerda que, al haber pasado por el proceso de remojo, los tiempos de cocción se reducen considerablemente, lo que ahorra tiempo y energía. Además, la digestión será mucho más fácil.
Por qué es importante el remojo para la salud
El remojo de las legumbres no solo facilita su cocción, sino que también mejora la digestibilidad y la absorción de nutrientes. Al activar las enzimas durante el remojo, las legumbres se vuelven más fáciles de digerir y se reduce la probabilidad de sufrir efectos secundarios como hinchazón o gases.
Además, este proceso asegura que los minerales esenciales, como el hierro y el zinc, sean más biodisponibles, lo que significa que el cuerpo podrá aprovecharlos con mayor eficiencia.
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