La ansiedad es una reacción natural del cuerpo frente al miedo o al estrés, pero cuando se intensifica puede convertirse en un trastorno que limita la vida diaria. La ansiedad nocturna aparece al final del día e interfiere con el descanso, generando pensamientos negativos y malestares físicos.
Entre los síntomas más frecuentes se encuentran nerviosismo, dolor de estómago, sudoración en las manos, problemas de concentración, dificultad para conciliar el sueño, ritmo cardíaco acelerado, mareos, disociación y sensación de falta de aire. Cuando estos episodios se repiten con frecuencia, pueden derivar en un trastorno de ansiedad más grave o en fobias específicas.
Estrategias para enfrentar la ansiedad nocturna
Existen prácticas que ayudan a disminuir los episodios de ansiedad durante la noche. Una de ellas es la respiración profunda y consciente, que relaja el cuerpo y estabiliza el ritmo cardíaco. Recordar que los pensamientos catastróficos no corresponden a la realidad también ayuda a mantener la calma.
Es recomendable no aislarse, ya que la soledad puede intensificar la sensación de miedo. Mantener las actividades cotidianas brinda estructura y reduce la posibilidad de que la mente se centre únicamente en las preocupaciones. Además, asistir a terapia psicológica es clave para aprender técnicas de manejo emocional y evitar que la ansiedad se convierta en un trastorno crónico.
Nunca se deben consumir medicamentos psiquiátricos sin la supervisión de un especialista, pues esto podría agravar los síntomas. Si los episodios de ansiedad nocturna persisten por más de dos semanas, lo más adecuado es buscar ayuda profesional para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados.


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