miércoles, diciembre 31, 2025

Alerta: Ultraprocesados Ligados a Síntomas Tempranos de Párkinson

Los alimentos ultraprocesados (UPF, por sus siglas en inglés) —como refrescos, snacks empaquetados, comidas congeladas y carnes procesadas— constituyen una parte cada vez mayor de la dieta moderna. Son convenientes, económicos e hiperpalatables, diseñados para ser irresistibles. Sin embargo, la evidencia científica sobre sus perjuicios para la salud no deja de crecer, y un nuevo estudio añade una alarmante conexión con las enfermedades neurodegenerativas.

El Estudio de Harvard: Una Señal de Alerta para el Cerebro

Una investigación publicada en la revista Neurology y liderada por científicos de la Universidad de Harvard y la Universidad de Fudan, analizó datos de más de 42,000 profesionales de la salud durante un período de hasta 26 años. La conclusión fue contundente: un alto consumo de alimentos ultraprocesados está asociado con un mayor riesgo de desarrollar síntomas prodrómicos o tempranos de la enfermedad de Parkinson.

Estos síntomas, que pueden aparecer años antes del diagnóstico clínico de la enfermedad, incluyen:

 * Estreñimiento crónico

 * Trastornos del sueño REM (actuar físicamente los sueños)

 * Somnolencia diurna excesiva

 * Pérdida del sentido del olfato (hiposmia)

 * Síntomas depresivos y dolor corporal

El estudio encontró que las personas que consumían 11 o más porciones diarias de ultraprocesados tenían una probabilidad significativamente mayor de presentar una combinación de estos signos de alerta.

¿Cómo Podrían los Ultraprocesados Dañar el Cerebro?

Aunque el estudio establece una correlación y no una causalidad directa, los científicos proponen varias hipótesis sobre los mecanismos biológicos que podrían explicar este vínculo :

 * Inflamación Crónica: Los aditivos, azúcares y grasas industriales presentes en los UPF pueden promover un estado de inflamación de bajo grado en todo el cuerpo, incluido el cerebro. La neuroinflamación es un factor conocido en el desarrollo de enfermedades como el Párkinson.

 * Disrupción de la Microbiota Intestinal: Estos alimentos, carentes de fibra y ricos en aditivos, pueden alterar drásticamente el equilibrio de las bacterias en el intestino. Esta disbiosis afecta al eje intestino-cerebro, una vía de comunicación vital que influye en la salud neurológica.

 * Desplazamiento de Nutrientes Protectores: Un alto consumo de ultraprocesados inevitablemente desplaza de la dieta a alimentos frescos y ricos en nutrientes protectores como fibra, antioxidantes y flavonoides, que son esenciales para la salud cerebral.

“El consumo habitual de estos alimentos puede alterar el microbioma intestinal, promover la inflamación crónica, el estrés oxidativo y la resistencia a la insulina”, señala Xiao Liu, uno de los investigadores implicados en estudios similares.

Una Preocupación de Salud Pública: El Informe de la Casa Blanca

La preocupación por los ultraprocesados ha escalado al más alto nivel. En mayo de 2025, la Casa Blanca publicó un informe que señala la prevalencia de los UPF en la dieta estadounidense como un factor clave en el aumento de las enfermedades crónicas infantiles. El informe destaca que casi el 70% de las dietas de los niños en EE. UU. consisten en estos productos, sentando las bases para problemas de salud futuros.

Estos alimentos se definen no solo por sus ingredientes, sino por su grado de procesamiento industrial. Según la clasificación NOVA, son formulaciones industriales que contienen ingredientes no comunes en una cocina casera, como aceites hidrogenados, almidones modificados y colorantes.

La evidencia es cada vez más clara. Reducir la ingesta de alimentos ultraprocesados y priorizar una dieta basada en alimentos integrales y no procesados no es solo una recomendación para perder peso, sino una estrategia fundamental para proteger la salud a largo plazo, incluyendo la de nuestro cerebro.

Paco Marín
Paco Marín
Paco Marín es un periodista egresado en Comunicación y Periodismo por la Universidad Latinoamericana. Su experiencia abarca una amplia gama de temas críticos como salud, política, medio ambiente, infraestructura y educación, lo que le confiere un conocimiento diverso y una perspectiva integral en sus contribuciones. Su formación académica y experiencia práctica fortalecen la fiabilidad y experticia del contenido que genera.
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