Un artesano pirotécnico murió en la explosión de un taller clandestino en Tultepec, Edomex. Horas antes, había asistido al funeral de otras víctimas de un polvorín. Conoce la historia.
La tragedia ha vuelto a golpear a Tultepec, la capital de la pirotecnia. Un artesano, identificado como Don Cruz, murió en la explosión de un taller clandestino, en un giro desgarrador: horas antes, había estado en el funeral de otras víctimas de un incidente similar.
En Tultepec, Estado de México, la pirotecnia es a la vez arte, sustento y una amenaza latente. Este fin de semana, esta dualidad se manifestó de la forma más cruel. Una potente explosión en un taller clandestino de la zona de La Saucera cobró la vida de un hombre, consumiendo por completo el inmueble donde se almacenaba y fabricaba material pirotécnico de forma irregular.
La víctima fue identificada por vecinos como Don Cruz, un artesano dedicado al oficio que define a este municipio. Sin embargo, lo que eleva este suceso a una tragedia de profunda ironía es lo que Don Cruz hizo en sus últimas horas de vida.
Según reportes locales, antes de la fatal explosión, Don Cruz había asistido al cortejo fúnebre de las personas que fallecieron en otra explosión de un polvorín, ocurrida apenas unos días antes en la misma comunidad. Fiel a la tradición, él mismo lanzó cohetes al aire como parte del homenaje póstumo, sin saber que el mismo destino lo alcanzaría poco después.
Un Ciclo de Riesgo y Tradición
Este incidente no es un hecho aislado, sino el más reciente capítulo en la larga y dolorosa historia de explosiones en Tultepec. La comunidad, reconocida a nivel nacional por su maestría en la fabricación de fuegos artificiales, vive en un ciclo constante donde la celebración y el peligro coexisten.
Las explosiones, a menudo en talleres clandestinos que operan sin las medidas de seguridad adecuadas, han dejado decenas de muertos y heridos a lo largo de los años. Cada tragedia reabre el debate sobre la necesidad de una regulación más estricta y una mayor supervisión por parte de las autoridades de los tres niveles de gobierno.
«El inmueble donde se realizaban las actividades de pirotecnia fue consumido en su totalidad por el fuego», detalla el reporte de los servicios de emergencia, evidenciando la magnitud de la explosión.
La historia de Don Cruz es un microcosmos de la vida en Tultepec: un hombre cuyo oficio, tradición y causa de muerte estuvieron íntimamente ligados a la pólvora. Su muerte, justo después de despedir a compañeros caídos por la misma causa, es un desgarrador recordatorio de los riesgos que esta comunidad enfrenta a diario en nombre de su identidad cultural y económica.
Las autoridades del Estado de México han iniciado las investigaciones para determinar las causas exactas de la explosión y deslindar responsabilidades, pero para los habitantes de Tultepec, la pregunta de fondo sigue siendo cuándo y cómo se podrá romper este ciclo de fatalidad.


TE PODRÍA INTERESAR