La mañana del sábado, habitantes de la colonia Eterna Primavera en Temixco, Morelos, despertaron con la noticia de un hallazgo que ya forma parte del doloroso paisaje de la violencia en el estado: tres jóvenes, de entre 18 y 20 años, fueron encontrados sin vida, atados de pies y manos, con impactos de arma de fuego.
La escena ocurrió en un lote baldío a un costado del aeropuerto Mariano Matamoros, en los límites entre Cuernavaca y Temixco. Fue alrededor de las 07:18 horas cuando autoridades locales confirmaron lo que vecinos ya temían: otro episodio más en la larga lista de homicidios que sacuden a Morelos.
Identificación de las víctimas y la tragedia familiar
Los familiares de los tres muchachos acudieron al lugar y los identificaron, enfrentando una realidad que golpea a cientos de hogares en el estado: la pérdida de jóvenes a manos del crimen. No se trata solo de números en estadísticas, sino de historias truncadas, de sueños que nunca se cumplirán.
Una cifra alarmante: más de mil homicidios en nueve meses
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la administración actual encabezada por la gobernadora morenista Margarita González Saravia ya registra mil 80 homicidios entre octubre de 2024 y junio de 2025.
Estos números colocan a Morelos entre los estados más golpeados por la violencia homicida, un fenómeno que no ha cedido pese a las promesas de seguridad.
El peso del contexto nacional
La violencia en Morelos refleja un problema más amplio: el incremento de ejecuciones vinculadas al crimen organizado en México. Lotes baldíos, carreteras y zonas rurales se convierten en escenarios de ejecuciones que evidencian la debilidad de las instituciones frente a los grupos delictivos.
Mientras el país busca estrategias de seguridad más efectivas, los ciudadanos enfrentan la inseguridad cotidiana: salir de casa con miedo, escuchar disparos por la noche o, como en este caso, encontrar la vida interrumpida en terrenos abandonados.
La urgencia de una respuesta estatal y federal
El hallazgo en Temixco no puede entenderse como un hecho aislado. Se suma a una ola de violencia que exige coordinación entre los tres niveles de gobierno. Organizaciones civiles en Morelos han reclamado mayor inversión en prevención, investigación policial y atención a víctimas, señalando que la impunidad alimenta el ciclo de la violencia.
La presión aumenta sobre la administración estatal para dar respuestas claras. La ciudadanía, cansada de promesas incumplidas, pide acciones concretas que devuelvan seguridad a las calles.
Un llamado que no puede ignorarse
El caso de los tres jóvenes asesinados en Temixco es un recordatorio de la urgencia de enfrentar la violencia en Morelos con políticas efectivas. Cada hallazgo no solo representa un crimen más en las cifras oficiales, sino una herida abierta en la memoria de las comunidades.
En un contexto donde las ejecuciones se normalizan, la sociedad civil y medios de comunicación juegan un rol clave para visibilizar la crisis y exigir resultados.


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