El campo mexicano volvió a teñirse de luto. Este lunes, Bernardo Bravo Manríquez, presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, fue localizado sin vida a bordo de su vehículo en el camino que conecta Apatzingán con la comunidad Los Tepetates, en Michoacán.
De acuerdo con la Fiscalía General del Estado (FGE), el cuerpo del líder limonero presentaba impactos de bala. Las autoridades han iniciado una carpeta de investigación para determinar el móvil del crimen.
Un líder que alzó la voz por los productores limoneros
Bernardo Bravo no era un nombre desconocido en la región. Fue presidente del Comité Nacional Sistema Producto Limón Mexicano (CONASIPROLIM A.C.), y en los últimos años encabezó la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, donde impulsó mejoras para los productores y denunció las extorsiones que enfrentaban por parte de grupos criminales.
Durante años, Bravo advirtió sobre la crisis de inseguridad y las presiones económicas que afectaban al sector citrícola, especialmente en la Tierra Caliente, una de las zonas más productivas de limón en el país.
Amenazas, extorsiones y cierre del Tianguis Limonero
En febrero de 2025, el propio Bernardo Bravo denunció que trabajadores del Tianguis Limonero habían recibido amenazas, lo que provocó el cierre temporal de las oficinas administrativas. Su postura pública contra los actos de violencia lo convirtió en una de las voces más firmes del gremio.
La semana pasada, durante una protesta que se sumó a las movilizaciones nacionales de campesinos, Bravo también alertó sobre la caída del precio del limón, la falta de créditos, subsidios y apoyos gubernamentales para el campo, además de exigir condiciones seguras para jornaleros y empacadores.
Luto y exigencia de justicia
El asesinato de Bernardo Bravo ha generado consternación entre los productores agrícolas de Michoacán y otras regiones del país. Organizaciones del campo han exigido a las autoridades una investigación exhaustiva y el fin de la impunidad que rodea los crímenes contra líderes agrarios.
Para muchos, su muerte simboliza el costo de defender la dignidad del campo mexicano frente a la violencia y el abandono institucional.La FGE Michoacán informó que continúa con las diligencias para esclarecer el caso y dar con los responsables. Mientras tanto, la comunidad limonera de Apatzingán enfrenta un nuevo golpe que deja al descubierto la vulnerabilidad de los productores en una región marcada por la disputa territorial y la falta de seguridad.


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