Una operación coordinada de fuerzas federales y estatales contra un campo de entrenamiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Aguascalientes ha resultado en 27 detenciones y desató una ola de violencia, con narcobloqueos y quema de vehículos.
Aguascalientes, un estado tradicionalmente percibido como uno de los más seguros del país, vivió una jornada de terror que ha sacudido la percepción de tranquilidad de sus habitantes. Un masivo operativo de seguridad dirigido a desmantelar un presunto campo de entrenamiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) derivó en una violenta reacción del grupo criminal, que sembró el caos con bloqueos carreteros, vehículos incendiados y ataques a negocios.
El saldo final de las operaciones de seguridad, hasta el momento, es de 27 personas detenidas, presuntamente vinculadas al grupo delictivo.
El operativo y la furia del Cártel
La crisis se desencadenó tras una incursión de fuerzas federales y estatales en un «narcocampamento» ubicado en el municipio de Rincón de Romos, una zona estratégica por su colindancia con el estado de Zacatecas, un conocido campo de batalla entre organizaciones criminales. En la acción inicial, fueron arrestadas 18 personas y se decomisó un arsenal de guerra que incluía un lanzagranadas, armas largas y equipo táctico.
La respuesta del CJNG fue inmediata y brutal. En lugar de confrontar directamente a las fuerzas de seguridad, el cártel lanzó una ofensiva contra la población civil y la infraestructura. Se reportaron bloqueos en múltiples puntos del estado, incluyendo la carretera que conecta con Zacatecas, utilizando vehículos de carga y particulares incendiados para sembrar el pánico y paralizar la movilidad. El servicio de transporte público entre municipios como Cosío y la capital del estado fue suspendido por horas.
La fragilidad de un Estado «Seguro»
La violenta reacción del crimen organizado ha puesto en evidencia la fragilidad de la paz en estados que, como Aguascalientes, mantenían índices de seguridad relativamente altos. Este estallido de violencia demuestra dos realidades inquietantes:
- El «Efecto Hidra»: Golpear a un cártel puede provocar una reacción desproporcionada que afecta más a la población civil que a las propias fuerzas de seguridad. Al atacar la infraestructura y la vida cotidiana, el grupo criminal busca demostrar su poder y desafiar al Estado, haciendo que la ciudadanía se sienta menos segura tras una operación exitosa.
- La Expansión del Conflicto: Ninguna región parece inmune al desbordamiento de la violencia de los cárteles. La ubicación del campamento en una zona fronteriza con Zacatecas sugiere que Aguascalientes estaba siendo utilizado como base de operaciones o refugio, y la violenta reacción confirma la presencia y capacidad operativa del cártel en la entidad.
«El Gabinete de Seguridad reiteró el compromiso del Gobierno de México de combatir frontalmente a la delincuencia organizada, reforzar la paz en las comunidades y salvaguardar la integridad de la población», se lee en un comunicado oficial tras los hechos.
El gobierno estatal ha asegurado que la situación está «bajo control» y ha instado a la población a mantener la calma, mientras se refuerza la presencia de la Guardia Nacional y el Ejército en la zona. Sin embargo, el miedo y la incertidumbre ya se han instalado en una sociedad que no estaba acostumbrada a este nivel de violencia narco.


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