El documento “Estrategia de Seguridad de los primeros 100 días”, presentado en septiembre por las secretarías de Defensa (SEDENA), Marina (SEMAR) y Seguridad, busca delinear un enfoque claro para el nuevo gobierno.
Los primeros 50 días han sido clave para definir competencias, límites y un marco operativo. Sin embargo, el plan enfrenta la influencia de factores internos, como la reorganización de las fuerzas de seguridad, y externos, como las demandas crecientes de Estados Unidos en temas de narcotráfico y migración.
Factores internos: reorganización y austeridad
1. Reintegración de la Guardia Nacional
La transferencia de la Guardia Nacional a la SEDENA ha sido un proceso crítico. Esto incluye absorber al personal de la extinta Policía Federal, con el objetivo de crear una policía nacional civil de investigación.
2. Desafíos operativos por austeridad
La austeridad republicana ha limitado recursos para las fuerzas de seguridad, afectando su capacidad operativa. Resolver este reto implica:
- Incrementar el presupuesto para equipos y capacitación.
- Separar las tareas socioeconómicas de las responsabilidades de seguridad, permitiendo a las fuerzas enfocarse exclusivamente en sus mandatos.
Factores externos: presión desde Washington
El impacto de las próximas elecciones en Estados Unidos es ineludible. Donald Trump, junto con sectores de su partido, ha planteado medidas de presión sobre México, como:
- Declarar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas.
- Operaciones militares unilaterales en México.
Aunque estas ideas han sido rechazadas en México, representan una amenaza para la soberanía y estabilidad del país.
Cooperación internacional en seguridad
La presidenta Sheinbaum ha insistido en la importancia de una coordinación sin subordinación con Estados Unidos, destacando que:
- México debe asumir su responsabilidad interna, fortaleciendo sus fuerzas de seguridad.
- EE.UU. debe cortar los flujos de armas y dinero que alimentan al crimen organizado.
Una solución innovadora podría ser la creación de fuerzas de tarea binacionales, con rotación de mandos y operaciones conjuntas a ambos lados de la frontera.
Entre “abrazos” y “mano dura”: un punto medio necesario
México enfrenta una disyuntiva entre la permisividad de la política de “Abrazos, no balazos” y el autoritarismo de modelos como el Plan de Control Territorial de El Salvador.
Un modelo para México
Sheinbaum apuesta por una política que equilibre:
- Presencia activa y visible de las fuerzas de seguridad.
- Fortalecimiento de la inteligencia y justicia.
- Respeto a los derechos humanos, evitando excesos como los observados en países con políticas de “mano dura”.
El camino hacia los próximos 50 días
Para cumplir los objetivos del plan de 100 días, el gobierno de Sheinbaum deberá:
- Garantizar la definición clara de competencias dentro de las fuerzas de seguridad.
- Incrementar los recursos operativos, dejando atrás las limitaciones de la austeridad.
- Lograr una relación equilibrada con Estados Unidos, que contemple cooperación efectiva sin comprometer la soberanía mexicana.
Un balance complicado pero posible
El gobierno de Sheinbaum tiene la oportunidad de marcar un punto de inflexión en la política de seguridad en México. Sin embargo, lograr un equilibrio entre los factores internos y externos requerirá decisiones estratégicas, recursos adecuados y una coordinación eficiente tanto a nivel nacional como internacional.
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