Ayer, México conmemoró el 108 aniversario de la Constitución de 1917, un evento de relevancia histórica que, según las propias palabras de la presidenta Claudia Sheinbaum, debía ser un “acto republicano”. Sin embargo, la decisión de excluir al Poder Judicial de la ceremonia generó un fuerte mensaje político. En un país donde la democracia se sustenta en el equilibrio de poderes, la ausencia de la ministra presidenta Norma Piña y de la Suprema Corte no es un simple olvido: es una declaración.
Unidad selectiva: el doble discurso político
Hace apenas unos días, ante la posible imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, el gobierno hizo un llamado a la unidad nacional. “Hay mucha unidad en nuestro pueblo”, tuiteó Sheinbaum, destacando el respaldo social a su administración. No obstante, en cuestión de horas, esa narrativa de inclusión se disipó cuando, en su conferencia matutina, descartó la presencia del Poder Judicial en la ceremonia conmemorativa. “¿Qué ha estado haciendo la mayoría de los ministros de la Corte?”, respondió evasivamente cuando se le cuestionó sobre su decisión.
¿Por qué la Corte es incómoda para el gobierno?
La relación entre el Ejecutivo y el Poder Judicial se ha tensado en los últimos años debido a diversas resoluciones que no han favorecido al oficialismo. Tres casos ilustran esta fricción:
Intento de ampliación del mandato de Arturo Zaldívar: La Suprema Corte impidió la extensión inconstitucional del mandato del entonces presidente del Poder Judicial.
Militarización de la Guardia Nacional: La SCJN invalidó la transferencia del cuerpo de seguridad a la Sedena.
Plan B electoral: La Corte anuló las reformas electorales por violaciones al procedimiento legislativo.
Todas estas decisiones se basaron en la interpretación estricta de la Constitución. No fueron actos de oposición política, sino resoluciones fundamentadas en el marco legal.
El riesgo de una república de leales
Al excluir a la presidenta de la SCJN y sólo invitar a ministras afines a la 4T (Yasmín Esquivel, Lenia Batres y Loretta Ortiz), Sheinbaum envió un mensaje claro: en su visión de “República”, sólo caben quienes respaldan a la Cuarta Transformación. Este acto no solo debilita la percepción de un gobierno incluyente, sino que también refuerza la preocupación de una polarización institucional.
Unidad o exclusión: una decisión estratégica
Desde una perspectiva política, Sheinbaum perdió la oportunidad de diferenciarse de su antecesor. Al no tender puentes con el Poder Judicial, se alejó del perfil de jefa de Estado y reforzó su papel como líder de partido. En un momento en que México enfrenta desafíos externos, la falta de un mensaje de unidad auténtica podría costarle caro. Porque no se puede pedir unidad mientras se practica la exclusión.
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