La presidenta Claudia Sheinbaum lanzó duras críticas contra el expresidente Felipe Calderón este 26 de mayo, calificando su mandato como «espurio» y responsabilizándolo por la «tremenda violencia» que aún afecta a México como resultado de su «guerra contra el narco». Estas declaraciones surgen en un contexto marcado por las revelaciones y sentencias en el caso de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad de Calderón.
En un discurso con fuertes tintes políticos y en el marco de la discusión sobre la reforma al Poder Judicial, la presidenta Claudia Sheinbaum no escatimó críticas hacia la administración de Felipe Calderón (2006-2012). Sus palabras resonaron especialmente por la contundencia y el momento en que se producen, con la figura de Genaro García Luna, otrora zar antidrogas, condenado en Estados Unidos por sus nexos con el crimen organizado.
Acusaciones de Fraude y un Legado de Violencia
«Calderón primero llega con un fraude electoral, en realidad es un presidente espurio, eso va a quedar grabado en la historia de México», sentenció Sheinbaum, reviviendo las controvertidas elecciones de 2006. Esta afirmación pone en tela de juicio la legitimidad de origen del mandato del expresidente panista.
La mandataria continuó su embestida al señalar las desastrosas consecuencias de la estrategia de seguridad implementada por Calderón: «Entra al gobierno y el mismo mes que entra prácticamente al gobierno va a Michoacán y decide vestido de militar que viene una guerra contra el narco y se desata una violencia tremenda en México, que todavía seguimos viviendo las consecuencias de aquella terrible decisión». Con esto, Sheinbaum vincula directamente las políticas del pasado con los persistentes desafíos de seguridad que enfrenta el país.
La figura de Genaro García Luna fue central en su argumentación. «Resulta tiempo después que al que puso al frente de esa guerra –recuerden que guerra es permiso para matar– hoy está preso en Estados Unidos por estar vinculado con un grupo delincuencial del cual se benefició económicamente», añadió, subrayando la ironía y la gravedad de que el encargado de combatir al crimen organizado estuviera coludido con él. Incluso sugirió que García Luna continuó lucrando mediante empresas de seguridad tras dejar el cargo, un aspecto que, según ella, no fue completamente explorado en su juicio en EE.UU..
Reforma Judicial y Crítica a la Oposición
Estas declaraciones no son aisladas. Sheinbaum las enmarcó en la defensa de la reforma al Poder Judicial que impulsa su gobierno, la cual incluye la elección popular de jueces, magistrados y ministros. La presidenta criticó a «opositores» y «comentócratas» que, según ella, se resisten a estos cambios, insinuando que defienden un sistema judicial que en el pasado fue ineficaz o cómplice.
«¿Quién controlaba el poder judicial en la época del prianismo? Pues el presidente.» – Claudia Sheinbaum, Presidenta de México.
Al revivir la narrativa crítica contra administraciones pasadas, particularmente la de Calderón, el gobierno actual busca consolidar el apoyo a sus propias reformas estructurales, presentándolas como una ruptura necesaria con un pasado de presunta corrupción e ilegitimidad. La estrategia parece orientada a enmarcar la oposición a sus iniciativas como una defensa de intereses y prácticas desacreditadas.
Este discurso también sirve para gestionar las expectativas y críticas sobre la seguridad actual, atribuyendo las causas profundas de la violencia a decisiones tomadas hace casi dos décadas. Al calificar de «espurio» un mandato anterior y de catastróficas sus políticas, se podría estar sentando una justificación para cambios aún más profundos en las instituciones del Estado, argumentando una necesidad de «transformación» radical.
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