Desde que Andrés Manuel López Obrador implementó su política de “abrazos, no balazos”, la estrategia de seguridad en México ha sido objeto de controversia, especialmente ante el avance y empoderamiento de los cárteles en territorio nacional. Aunque se promovió como una alternativa para reducir la violencia, esta política ha sido ampliamente criticada por sus resultados, que muchos consideran desalentadores y peligrosos para la estabilidad del país. Ahora, con la posibilidad de que un presidente estadounidense de perfil “halcón” tome medidas más agresivas, México se encuentra en una posición crítica: la tolerancia a los cárteles y la falta de acción podrían representar una amenaza directa a su soberanía.
“Abrazos, no balazos”: una política cuestionada desde el inicio
Desde 2018, López Obrador ha defendido su política de seguridad bajo el lema “abrazos, no balazos”. Sin embargo, lejos de pacificar el país, los índices de violencia han alcanzado niveles récord con casi 200 mil asesinatos en seis años. La decisión de no confrontar de manera activa al crimen organizado permitió a los cárteles extender su influencia, no solo en el tráfico de drogas, sino también en otras actividades ilegales como el tráfico de personas y el contrabando de armas.
A pesar de las críticas, López Obrador argumentó que los integrantes de los cárteles eran también “pueblo” y, en varias ocasiones, incluso mencionó que buscaría hablar con las madres y abuelas de los líderes criminales para persuadirlos de “portarse bien”. Esta narrativa ha sido duramente criticada, especialmente por los familiares de las víctimas de la violencia, quienes señalan que la falta de acción real ha permitido que la violencia y el miedo se apoderen de diversas regiones del país.
El costo de la pasividad: amenaza de intervención extranjera
Uno de los aspectos más alarmantes de esta situación es la posibilidad de que Estados Unidos, ante la falta de control en México, decida tomar medidas unilaterales. Figuras políticas estadounidenses han planteado la posibilidad de clasificar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, una medida que podría allanar el camino para justificar una intervención en territorio mexicano.
La intervención podría incluir acciones militares directas contra laboratorios y centros de operación de cárteles en México, lo que pondría en peligro la soberanía del país. La política de tolerancia hacia el crimen organizado, según sus críticos, ha puesto el destino de México en manos de votantes en estados como Arizona, Michigan o Texas, quienes ven el narcotráfico mexicano como una amenaza directa a su seguridad.
Impacto en el gobierno de Claudia Sheinbaum: la carga de un problema heredado
La presidenta Claudia Sheinbaum, quien asumió el cargo hace poco más de un mes, enfrenta ahora las consecuencias de esta política. En su breve administración, el país ya ha registrado ocho masacres, y aunque Sheinbaum ha pedido tiempo para implementar sus propias estrategias, las críticas sobre la inacción del gobierno anterior resuenan en cada acto de violencia.
Sheinbaum también enfrenta la difícil tarea de equilibrar la relación con Estados Unidos, cuya opinión pública percibe a los cárteles mexicanos como una amenaza creciente. Aunque su administración busca distanciarse de la política de “abrazos, no balazos”, la imagen de una relación cercana entre el gobierno y los cárteles se ha solidificado, y revertir esta percepción será un desafío en los próximos años.
¿Quién es el verdadero responsable? La culpa que AMLO atribuye a la “derecha”
Ante la amenaza de intervención extranjera, López Obrador ha atribuido la situación a la “derecha” y a “alianzas globales” que, según él, buscan desestabilizar a México. Sin embargo, analistas señalan que el verdadero problema ha sido la falta de acción del propio gobierno frente a los cárteles, permitiéndoles crecer y consolidarse en el país.
La negligencia y el compadrazgo que se le atribuyen al gobierno de López Obrador respecto a los cárteles ha sido duramente cuestionada, ya que su permisividad ha permitido que el crimen organizado controle amplias zonas del país. A su vez, esta política ha creado un ambiente de desconfianza hacia el gobierno mexicano, tanto a nivel interno como internacional.
Un llamado a la acción: restaurar la soberanía y recuperar la seguridad
El problema de seguridad en México y la relación del gobierno con los cárteles plantea preguntas urgentes sobre el futuro de la soberanía nacional. Con un gobierno en Estados Unidos que amenaza con intervenir, y una administración mexicana que enfrenta las consecuencias de una política de seguridad fallida, la situación en el país requiere cambios inmediatos y radicales.
Para muchos, el gobierno de López Obrador ya no puede ocultarse detrás del lema de “abrazos, no balazos”, sino que debe asumir su responsabilidad en la expansión del poder de los cárteles. La administración de Claudia Sheinbaum tiene la tarea de redirigir la política de seguridad en México, restaurar la confianza en las instituciones y demostrar que el país aún puede controlar su propio destino.
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