La pregunta que sigue sin respuesta: ¿Por qué se castiga la salud?
El Presupuesto de Egresos de la Federación para 2025 plantea un golpe devastador al sector salud. Con una disminución de 122 mil millones de pesos, el gasto en este rubro retrocede dos décadas, representando tan solo el 2.4% del PIB. En contraste, el Tren Maya y Pemex reciben inyecciones millonarias.
La presidenta Claudia Sheinbaum enfrenta críticas por lo que muchos consideran un presupuesto «inhumano». La sociedad exige respuestas claras: ¿por qué se reduce la atención médica en un país con crecientes necesidades en cardiología, oncología y pediatría?
Los recortes: un golpe directo a los más vulnerables
Los recortes son contundentes y afectan a los sectores más sensibles:
- Programa Nacional de Vacunación: Pasa de 14 mil millones a solo 4,571 millones de pesos, una reducción del 67.4%.
- Instituto Nacional de Cancerología: Pierde 340 millones de pesos, un 14.7% menos que en 2024.
- Hospital Infantil de México: Sufre un recorte de 11.2%, equivalente a 254 millones de pesos.
- Instituto Nacional de Psiquiatría: Pierde el 12% de su presupuesto, es decir, 65 millones de pesos menos.
El impacto es demoledor: hospitales especializados en cardiología, rehabilitación, neurología y enfermedades respiratorias operarán con menos recursos en un contexto donde la demanda de atención médica sigue aumentando.
Las otras prioridades: ¿por qué Pemex y el Tren Maya?
Mientras el presupuesto en salud sufre recortes, Pemex recibirá 465 mil millones de pesos, más de la mitad de lo destinado a todo el sector salud. Por su parte, el Tren Maya, declarado como «inaugurado», tiene asignados 40 mil 800 millones de pesos para 2025.
La refinería de Dos Bocas, otra obra emblemática, también absorbe recursos millonarios pese a los cuestionamientos sobre su viabilidad financiera. Estas decisiones dejan la sensación de que las prioridades del gobierno están orientadas más hacia proyectos de infraestructura que hacia las necesidades humanas.
¿De dónde viene el problema?
La presidenta Sheinbaum ha destacado las “finanzas sanas” heredadas de López Obrador. Sin embargo, los números muestran una realidad diferente:
- La deuda pública pasó de 10.5 billones de pesos en 2018 a 18.5 billones de pesos para finales de 2024.
- Los fideicomisos y fondos que en su momento ofrecían estabilidad financiera se han agotado.
Estas decisiones obligan a replantear: ¿es posible mantener grandes proyectos de infraestructura y al mismo tiempo garantizar los derechos fundamentales como la salud?
¿Qué debe cambiar?
El presupuesto refleja las prioridades de un gobierno. Si se busca equilibrio, el gobierno debe:
- Revisar asignaciones millonarias: Proyectos como el Tren Maya y Dos Bocas deben ser transparentados y justificados antes de seguir destinándoles recursos.
- Priorizar la salud: Restablecer fondos para hospitales infantiles, programas de vacunación e institutos médicos es esencial para garantizar el bienestar.
- Evaluar Pemex: Si la petrolera no genera ingresos suficientes, debe replantearse su modelo financiero sin comprometer servicios básicos.
Una sociedad que merece respuestas
El recorte al sector salud en 2025 no es solo un número; es un reflejo de las prioridades gubernamentales. En un país con crecientes necesidades médicas, la disminución del presupuesto pone en riesgo a millones de mexicanos.
La presidenta Sheinbaum debe explicar las razones detrás de estas decisiones y, más importante, rectificar el rumbo para colocar a la salud en el centro de las políticas públicas.
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