La noche cayó sobre la Ciudad de México cuando Emmanuel Macron publicó en su cuenta de X un mensaje breve, pero simbólico: “Gracias, Presidenta”. Con esas dos palabras, el presidente de Francia cerró una visita oficial que marcó un nuevo capítulo en la relación entre Francia y México.
A lo largo de su estancia, Macron y Claudia Sheinbaum demostraron que la diplomacia también puede escribirse con gestos culturales. Entre reuniones y acuerdos económicos, un intercambio sobresalió por su carga histórica: el Códice Azcatitlán regresará a México, mientras que el Códice Boturini viajará a Francia como símbolo de reciprocidad y respeto mutuo.
Un encuentro que une historia y modernidad
El Palacio Nacional fue el escenario de una jornada en la que pasado y futuro se dieron la mano. Frente a la prensa, Sheinbaum destacó el valor de estos acuerdos no solo en el terreno cultural, sino también como un reflejo de la cooperación entre ambos pueblos.
Macron, por su parte, insistió en que “la amistad franco-mexicana está viva y se proyecta hacia el futuro”.
Durante la visita, ambos mandatarios sostuvieron un encuentro con empresarios para fortalecer las relaciones comerciales México-Francia, enfocándose en sectores como energía, tecnología, transporte y desarrollo sostenible.
La agenda también incluyó un momento de reconocimiento: Macron otorgó la Legión de Honor Francesa a Carlos Slim Helú, el empresario más influyente del país, destacando su papel en la cooperación económica entre ambas naciones.
Una diplomacia de símbolos y resultados
Más allá de los anuncios económicos, el viaje de Macron dejó una imagen poderosa para la diplomacia contemporánea: una relación entre iguales. La cordialidad mostrada entre el mandatario francés y la presidenta mexicana no fue mera cortesía, sino una estrategia para reforzar la cooperación bilateral en un contexto global marcado por tensiones geopolíticas.
El intercambio de códices prehispánicos se convirtió en el emblema de un entendimiento más profundo, una forma de reconciliar historia y diplomacia. Francia y México sellan así una alianza que trasciende los acuerdos firmados: una promesa de colaboración sostenida por la cultura y el respeto mutuo.
El cierre de una visita con futuro
Con la frase “Gracias, Presidenta”, Macron no solo se despidió de México, sino que envió un mensaje al mundo: la diplomacia también se nutre de empatía y memoria compartida. La visita oficial de 2025 quedará registrada como el inicio de una etapa de cooperación económica y cultural sin precedentes entre París y Ciudad de México.
El eco de ese agradecimiento sigue resonando como una muestra de que las alianzas internacionales no solo se firman, también se sienten.


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