Cuando Assassin’s Creed Shadows llegó al mercado el 20 de marzo de 2025, parecía que Ubisoft había conseguido reconciliarse con su comunidad. Tras meses de debates sobre el rigor histórico, la representación cultural de Japón feudal y el protagonismo de Yasuke y Naoe, los jugadores pensaban que lo peor había pasado. Pero el reciente lanzamiento del Far Future Dual Pack, un set de armaduras futuristas con armas de energía y caballos de aspecto cibernético, ha vuelto a encender la indignación.
De la fidelidad histórica al marketing sin límites
Durante su desarrollo, Assassin’s Creed Shadows se presentó como un homenaje al periodo Sengoku (1579), una era marcada por el honor, la estrategia y la guerra feudal japonesa. Ubisoft se enorgullecía de haber colaborado con historiadores y expertos culturales para crear una ambientación auténtica. Sin embargo, ese compromiso parece haber quedado en el olvido.
El Far Future Dual Pack, vendido por 20 euros, introduce elementos completamente fuera de contexto: espadas que disparan rayos, mosquetes de energía y monturas futuristas que parecen salidas de Star Wars. Para muchos fans, esto no solo es una falta de respeto, sino una traición al ADN artístico de la saga.
“Pasamos meses discutiendo el respeto cultural… para esto”
Las redes sociales se llenaron de críticas.
“Pasamos meses matándonos por el respeto histórico de Shadows y ahora Ubisoft se lo pasa por el arco del triunfo”, escribió un usuario en Reddit.
El debate sobre el uso comercial de símbolos culturales llegó incluso a medios japoneses, que denunciaron la banalización de su patrimonio con fines de marketing.
Lo más irónico es que, apenas unos meses antes, el juego había sido centro de una controversia política en Japón, donde se discutió la influencia del retrato de Yasuke —un samurái de origen africano— en la percepción cultural del país. Hoy, esa conversación parece irrelevante frente a una compañía que prefiere vender “skins futuristas” antes que cuidar su legado.
Ubisoft y la pérdida de identidad
Ubisoft lleva años enfrentando críticas por su modelo de monetización. Las microtransacciones, expansiones tardías y DLC de pago han erosionado la confianza de los fans. Pero con Shadows, el problema parece ir más allá del dinero: se trata de identidad.
Muchos comparan este declive con lo ocurrido en franquicias como Call of Duty y Battlefield 6, que han introducido colaboraciones absurdas y cosméticos sin coherencia temática. En contraste, estudios como Hello Games (No Man’s Sky) o Arrowhead Game Studios (Helldivers 2) mantienen la coherencia artística, priorizando el respeto por su universo narrativo.
“Respeto a quien compre el pack, pero yo ya no puedo seguir apoyando una saga que destroza su historia a cambio de un puñado de euros”, comenta un streamer español en X (antes Twitter).
La memoria corta del jugador moderno
El artículo que originó este debate recuerda algo esencial: la memoria colectiva gamer es efímera. En marzo, Assassin’s Creed Shadows era el centro de la discusión global. Hoy, apenas unos meses después, el título ha sido desplazado por otras polémicas. Sin embargo, el daño a la reputación artística de Ubisoft podría ser duradero.
Lo preocupante no es solo el pack en sí, sino lo que simboliza: una compañía que, tras años de construir mundos inmersivos y respetuosos con la historia, parece haber renunciado a la coherencia.
Un futuro incierto para la saga
Pese a sus fallas, Assassin’s Creed sigue siendo una franquicia icónica. Pero si Ubisoft continúa priorizando la rentabilidad sobre la identidad, corre el riesgo de perder lo único que la hacía diferente: su capacidad de transportar al jugador a la historia.
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