La Ciudad de México ha enfrentado una batalla contra la contaminación que abarca casi un siglo. Desde las primeras señales de alerta en los años 30 hasta las contingencias de 2024, el problema ambiental ha demostrado ser un desafío complejo y persistente. A pesar de los esfuerzos, desde los planes ambiciosos hasta las medidas insuficientes, la metrópoli sigue siendo una de las ciudades más contaminadas del mundo.
Hoy, bajo la administración de Claudia Sheinbaum y la Cuarta Transformación (4T), se abre una nueva oportunidad para abordar un problema histórico con soluciones innovadoras y sostenibles.
Historia de la contaminación en la Ciudad de México
La contaminación en la capital tiene raíces profundas:
- Décadas de industrialización acelerada (1930-1970):
- Durante el auge industrial, se priorizó el crecimiento económico sobre el impacto ambiental. Se vertían 250 mil toneladas anuales de contaminantes en ríos y redes de alcantarillado, mientras que la calidad del aire empeoraba rápidamente.
- Crisis ambiental en los años 80 y 90:
- El 1986 marcó el inicio de las contingencias ambientales con registros de hasta 298 puntos Imeca. En 1992, la peor crisis atmosférica alcanzó 398 puntos Imeca, causando problemas respiratorios masivos y colocando a la CDMX como la ciudad más contaminada del mundo.
- Corrupción ambiental:
- Durante los años 90, los verificentros se convirtieron en epicentros de corrupción, donde las mordidas y la venta de calcomanías falsificadas agravaron la crisis.
Avances y retrocesos en la política ambiental
Aunque las décadas pasadas trajeron avances como la introducción de gasolinas más limpias y la siembra de millones de árboles, los problemas estructurales persisten:
- Medidas temporales y paliativas: El programa Hoy no circula, implementado en 1989, tuvo un impacto limitado y, en sus primeros años, incrementó el uso de vehículos más contaminantes.
- Proyectos fallidos: Ideas como los ventiladores gigantes propuestos por Manuel Camacho Solís destacaron más por su carácter surrealista que por su viabilidad.
- Reducción gradual de contingencias: Aunque las contingencias disminuyeron en los 90, el progreso se estancó en las últimas décadas.
Los retos de la 4T frente a la crisis ambiental
La administración de Claudia Sheinbaum tiene el desafío de enfrentar no solo la contaminación, sino también las consecuencias de décadas de negligencia, corrupción y urbanización descontrolada. Los ejes clave para el cambio incluyen:
- Combatir la corrupción ambiental:
- Reformar y supervisar los verificentros para garantizar su correcta operación.
- Transparentar las concesiones para evitar la influencia de intereses privados en las políticas públicas.
- Impulsar el transporte sostenible:
- Expandir la infraestructura para bicicletas y transporte público eléctrico.
- Reducir la dependencia de los automóviles privados con incentivos para alternativas limpias.
- Regenerar los pulmones verdes:
- Priorizar la reforestación en zonas clave del Valle de México.
- Crear más áreas verdes urbanas, especialmente en zonas densamente pobladas.
- Educación ambiental:
- Fomentar una cultura ciudadana que valore el cuidado del medio ambiente desde las escuelas hasta las comunidades.
Innovación para un futuro sostenible
El contexto global ofrece a la 4T herramientas innovadoras que pueden transformar la lucha ambiental:
- Tecnología verde:
- Adoptar energías renovables y sistemas de monitoreo atmosférico avanzados.
- Incentivar la transición hacia vehículos eléctricos e híbridos.
- Urbanismo ecológico:
- Implementar proyectos que combinen sostenibilidad y desarrollo urbano, como techos verdes y captadores de agua de lluvia.
- Colaboración internacional:
- Buscar alianzas con ciudades líderes en sostenibilidad para replicar buenas prácticas.
Aprender del pasado para transformar el futuro
El proverbio chino citado en el artículo resuena con fuerza: “Cien años no son nada si no se aprende de sus lecciones”. La Ciudad de México necesita dejar atrás las políticas de corto plazo y las soluciones cosméticas para enfrentar de raíz la crisis ambiental.
La 4T tiene la oportunidad de marcar un hito histórico al transformar uno de los mayores problemas de la metrópoli en un ejemplo de resiliencia y sostenibilidad. Este desafío no solo requiere voluntad política, sino también un compromiso colectivo entre gobierno, ciudadanos y empresas.
El aire de la Ciudad de México aún puede volverse limpio, pero solo si las acciones de hoy trascienden los discursos y se convierten en un legado tangible para las generaciones futuras.
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