El legado de la Cuarta Transformación (4T) se encuentra en una coyuntura decisiva. Con Claudia Sheinbaum al frente, las expectativas de consolidar un proyecto de justicia social y cambio profundo son inmensas. Sin embargo, como lo demuestra la historia política reciente, las estrategias de comunicación y liderazgo pueden ser tanto un impulso como un obstáculo para alcanzar estos objetivos.
Dos casos recientes, las campañas de Kamala Harris en Estados Unidos y Xóchitl Gálvez en México, ofrecen lecciones importantes sobre los riesgos de seguir tácticas de campaña convencionales sin adaptarlas a las complejidades del contexto político.
El error de atacar al anti-establishment: el caso Harris y Trump
Kamala Harris, una figura central en el Partido Demócrata, enfrentó el desafío de combatir a Donald Trump, un líder que ha hecho del anti-establishment su sello distintivo. La estrategia de Harris y otros líderes demócratas se centró en resaltar las mentiras, violaciones y transgresiones de Trump, esperando que esto socavara su apoyo.
Sin embargo, investigaciones de la Carnegie Mellon University han demostrado que atacar las fallas de un candidato anti-establishment puede aumentar su popularidad, especialmente cuando:
- El candidato anti-establishment se presenta como un agente de cambio radical.
- La población percibe que el sistema establecido ha fallado en resolver problemas clave como la inflación.
Cada ataque reforzaba la narrativa de Trump como un luchador contra el sistema, alimentando la percepción de que su “transgresión” era una prueba de su compromiso con el cambio.
La fortaleza del foco mediático: Xóchitl Gálvez y AMLO
En México, Xóchitl Gálvez cometió un error similar al centrar su campaña en ataques hacia el entonces presidente López Obrador. En lugar de debilitarlo, su estrategia tuvo un efecto inverso:
- El foco en AMLO amplificó su influencia. El fenómeno conocido como “lo focal es visto como causal” explica que cuando alguien domina la atención pública, es percibido como más poderoso y relevante.
- La defensa mediática superó el ataque inicial. Los seguidores de AMLO respondieron con tal intensidad que el contraataque recibió más cobertura que los argumentos originales de Gálvez.
En términos de comunicación, Gálvez terminó fortaleciendo la narrativa de López Obrador como un líder indiscutible, eclipsando sus propios mensajes.
Aprendizajes para Claudia Sheinbaum y la 4T
La 4T enfrenta un escenario político donde sus enemigos intentarán emplear tácticas similares para desviar la atención de los objetivos del gobierno. En este contexto, Claudia Sheinbaum puede evitar caer en las trampas de sus predecesores y aprender de sus errores:
- Evitar convertir a los adversarios en protagonistas. La comunicación debe enfocarse en consolidar los logros y objetivos del proyecto, no en responder a cada crítica de la oposición.
- Construir una narrativa de unidad y progreso. Más allá de los ataques, el mensaje debe destacar la continuidad y profundización del cambio iniciado en 2018.
- Aprovechar los avances en comunicación política. Incorporar herramientas modernas de análisis estratégico, como la metodología DISENSUM, para anticipar y neutralizar tácticas contraproducentes de los adversarios.
Fortalecer los cimientos ideológicos del movimiento
La 4T tiene una ventaja que sus opositores no han sabido construir: un vínculo fuerte con sus bases sociales. Pero este vínculo requiere constante fortalecimiento. Aquí entra en juego el consejo histórico de Lázaro Cárdenas, quien consolidó su proyecto con disciplina y la depuración de cuadros políticos poco comprometidos con los ideales revolucionarios.
Cárdenas entendió que un liderazgo transformador requiere unidad interna y un equipo leal al proyecto, no a intereses personales. Este enfoque sería especialmente relevante para Sheinbaum, en un momento donde los conflictos dentro de Morena amenazan con diluir la visión de la 4T.
Liderazgo ético y estrategia inteligente
La historia reciente y el legado de líderes como Lázaro Cárdenas ofrecen a Claudia Sheinbaum una hoja de ruta clara:
- Priorizar la unidad interna y la congruencia ética. La lealtad al proyecto debe ser innegociable para quienes ocupan posiciones clave.
- Evitar errores tácticos de comunicación. Atacar a figuras opositoras sin estrategia puede ser contraproducente, desviando la atención de los logros del movimiento.
- Construir una narrativa sólida. La 4T debe posicionarse como un proyecto de cambio profundo, anclado en principios éticos y resultados tangibles.
La transformación de México requiere no solo de buenas intenciones, sino de un liderazgo capaz de aprender de las lecciones del pasado para evitar que los errores de comunicación y estrategia socaven un proyecto histórico.
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