El debate en torno a la adopción por parte de parejas del mismo sexo volvió a encenderse en México cuando la senadora Lilly Téllez publicó una imagen de una familia homoparental junto a la frase “Esto está mal”. Minutos después, Faitelson responde desde su cuenta para expresar su desacuerdo y defender lo que considera un principio básico: el respeto a todas las formas de amor.
La controversia estalló rápidamente. Lo que comenzó con una publicación en X se transformó en un choque mediático entre figuras públicas, políticos, comentaristas deportivos y activistas. La discusión no solo reflejó posiciones encontradas, sino también la manera en que ciertos temas sociales se vuelven detonantes de indignación y apoyo en la opinión pública.
Desde el primer momento, Faitelson responde con un mensaje que tuvo una enorme repercusión: “Cualquier forma de amor genuino debe ser respetado y venerado.” Su postura generó miles de reacciones, tanto de respaldo como de críticas, convirtiéndose en una de las respuestas más compartidas de la jornada.
La senadora Lilly Téllez, reconocida por su postura conservadora, afirmó previamente que la adopción por parte de parejas del mismo sexo estaba mal, incluso si era aplaudida o celebrada públicamente. Su mensaje subrayaba una idea polémica: “los bebés no son objetos para satisfacer caprichos.” La frase fue considerada por muchos como un ataque directo a familias homoparentales y a los derechos de la comunidad LGBT+.
En este ambiente de tensión, Faitelson responde con un tono firme y crítico, señalando que la senadora estaba “jugando a ser Dios” al decidir qué forma de familia es válida y cuál no. Este comentario elevó aún más el nivel de discusión, pues exponía un choque entre principios religiosos, posturas políticas y derechos civiles.
Faitelson responde y el debate escala a nivel nacional
Faitelson responde y su respuesta no pasó desapercibida. Con décadas de presencia en los medios deportivos, su opinión suele tener un impacto significativo. Aunque no es un actor político, su mensaje fue interpretado como una defensa abierta hacia las familias homoparentales. Además, numerosos usuarios destacaron que una figura pública fuera del ámbito legislativo adoptara una posición tan clara podía influir en el debate público.
Téllez, lejos de retroceder, respondió con ironía: “Mejor dedíquese a analizar balones.” Con esto buscó restarle autoridad en temas sociales y políticos al comentarista deportivo. Sin embargo, la frase provocó el efecto contrario. Miles de usuarios defendieron que cualquier ciudadano tiene derecho a opinar sobre un asunto que involucra derechos humanos.
Poco después, la senadora volvió a publicar mensajes en los que reafirmó su postura. Aseguró que las parejas del mismo sexo, al adoptar, lo hacían “como capricho” y que estaban “usando a niños para satisfacer ideologías.” Sus palabras fueron consideradas por diversos sectores como un mensaje discriminatorio y fueron señaladas como desinformación sobre los procesos de adopción, los cuales son rigurosos y no contemplan criterios basados en orientación sexual.
Este intercambio ya era viral cuando otra figura se sumó: el actor y activista Eduardo Verástegui, quien ha mostrado en varias ocasiones su postura conservadora. Verástegui le respondió a Faitelson que “la idea de que todo vale mientras haya ‘afecto’ es la puerta de entrada al desorden total.” Con esto, reforzó el mensaje de Téllez y avivó aún más la discusión.
A lo largo del día, el tema no dejó de escalar. Panelistas, periodistas, activistas y ciudadanos comunes compartieron sus opiniones, generando miles de comentarios. El mensaje inicial se convirtió en una conversación nacional sobre paternidad, familia, adopción y derechos LGBT+.
El papel de las figuras públicas cuando Faitelson responde
La participación de la Faitelson responde en esta discusión generó reflexiones sobre el rol de personas con influencia mediática. En un país donde las redes sociales moldean percepciones y crean tendencias, cada mensaje puede tener consecuencias amplias. El hecho de que Faitelson responde con una posición abiertamente incluyente se convirtió en un elemento central para quienes defendieron los derechos de las familias diversas.
El periodista expresó que no se trataba de política, sino de humanidad. Señaló que una familia basada en amor y cuidado no debería cuestionarse ni atacarse desde posiciones ideológicas que buscan invalidarla. Este mensaje fue celebrado por colectivos de derechos humanos y por usuarios que defendieron la diversidad.
Mientras tanto, el discurso de Téllez continuó siendo respaldado por sectores conservadores que consideran que la familia tradicional debe mantenerse como modelo único. Esta postura ha sido objeto de críticas por organizaciones civiles que promueven la igualdad y la no discriminación.
El intercambio también puso sobre la mesa el impacto emocional y social que tiene invalidar públicamente a familias homoparentales. Numerosos testimonios emergieron en respuesta a la discusión. Padres y madres LGBT+ contaron sus experiencias, sus procesos legales, su compromiso con la paternidad y la crianza. Muchos afirmaron sentirse atacados directamente por los mensajes de la senadora.
A medida que el debate continuaba expandiéndose, Faitelson responde nuevamente de forma indirecta al compartir mensajes sobre respeto, empatía y convivencia. Aunque su participación inicial ocurrió en un solo comentario, este fue suficiente para detonar una reflexión más amplia en la conversación pública.
El caso se volvió un ejemplo de cómo los debates sobre derechos humanos pueden transformarse en discusiones políticas polarizadas. Sin embargo, también evidenció que figuras de ámbitos no políticos pueden influir en la defensa de la diversidad.
La controversia sigue activa. Diversos actores políticos no han descartado emitir sus propias posturas en los próximos días. Y mientras la discusión continúa, miles de usuarios mantienen el foco en un tema esencial: el derecho de cada niño a crecer en una familia que lo ame, sin importar su composición.
En un entorno social donde las redes amplifican todo, la postura de una sola persona puede generar un impacto profundo. Así sucedió cuando Faitelson responde, transformando una publicación polémica en un debate nacional sobre derechos, dignidad y respeto.


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