Un tratado en tensión por la escasez hídrica

El plazo del tratado concluyó y México no alcanzó a entregar la cantidad de agua correspondiente a Estados Unidos, lo que ha reactivado el conflicto bilateral por el cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944. Legisladores y agricultores del sur de Texas reclaman afectaciones derivadas del incumplimiento mexicano, y exigen que el tema sea incluido en la futura renegociación del T-MEC en 2026.

Sin embargo, el gobierno mexicano rechaza la presión y sostiene que sí se pagará la cantidad restante, aunque subraya que la entrega está condicionada a la disponibilidad hídrica, debido a una sequía extrema que ha afectado al país en los últimos años. La presidenta Claudia Sheinbaum reiteró que México mantiene la voluntad de cumplir, pero recordó que el acuerdo reconoce que el suministro depende del nivel de agua disponible.

Una deuda condicionada por sequía

México debía entregar 2,158.6 millones de metros cúbicos de agua provenientes del Río Bravo durante el ciclo de cinco años que inició en 2020. Sin embargo, al concluir el periodo el 24 de octubre, solo se habían enviado 1,091 millones de metros cúbicos, equivalente al 50% de lo pactado, según el reporte de la Comisión Internacional de Límites y Aguas.

La falta de cumplimiento impulsó a productores agrícolas de Texas a exigir represalias y ajustes al tratado. Este sector ha demandado desde abril que la escasez de agua está afectando cultivos y actividades económicas vinculadas al riego. Durante el gobierno de Donald Trump, incluso se amenazó con aplicar sanciones comerciales a México si no entregaba el agua correspondiente.

Un acuerdo temporal firmado en abril permitió a México realizar una transferencia parcial, con el compromiso de sumar más volumen durante la temporada de lluvias, sin comprometer el abastecimiento de poblaciones mexicanas dependientes del Río Bravo. Sin embargo, el déficit persiste y la presión política en Estados Unidos continúa creciendo.

Congresistas texanos buscan llevar el tema al T-MEC

Tras confirmarse el incumplimiento al cierre del ciclo, agricultores y legisladores estadounidenses solicitaron formalmente que el Tratado de Aguas sea incorporado en la renegociación del T-MEC en 2026. La congresista texana Mónica de la Cruz aseguró que defenderá esa propuesta y que ya cuenta con el respaldo de la Secretaría de Agricultura de Estados Unidos.

“El agua es tan vital para nuestras comunidades como nuestra relación comercial con México”, declaró De la Cruz, insistiendo en que los acuerdos internacionales deben reflejar las necesidades actuales de las zonas agrícolas fronterizas.

Pero Estados Unidos también entrega menos agua a México

Aunque el reclamo estadounidense se enfoca en el incumplimiento mexicano, especialistas señalan que Estados Unidos también ha reducido el agua que debe entregar de acuerdo con el mismo tratado. El director asociado del Foro Permanente de Aguas Binacionales, Samuel Sandoval, explicó que México ha perdido su prioridad en la cuenca del Río Colorado debido a modificaciones posteriores al acuerdo original.

En 2021, ambos países firmaron el acta 323, que autoriza a Estados Unidos a reducir el volumen entregado cuando los niveles de la presa Hoover son bajos. Posteriormente, el acta 330 de 2024 disminuyó aún más la asignación anual hacia México.

Desde entonces, el país ha recibido recortes crecientes:

• 2021: reducción de 51 millones de m³ (3% de lo pactado)
• 2025: reducción estimada de 19%, equivalente a 346 millones de m³

Del total reducido, solo una parte puede recuperarse posteriormente, lo que significa pérdidas permanentes para México en años de baja disponibilidad hídrica.

¿Es necesario actualizar el tratado?

Expertos en agua y política internacional coinciden en un punto: el tratado de 1944 fue diseñado en un contexto climático y demográfico muy distinto al actual. Ambos países sufren sequías más severas, mayor presión agrícola y crecimiento urbano acelerado. Además, la variable del cambio climático no fue considerada en el texto original.

Por ello, algunos especialistas opinan que la actualización del tratado debería ser bilateral, no unilateral, considerando la reducción simultánea de agua en ambos sentidos.

Un conflicto que mezcla clima, política y comercio

El incumplimiento mexicano del tratado ha abierto un nuevo frente de tensión con Estados Unidos, con implicaciones que podrían escalar al ámbito comercial. Pero el conflicto no es unilateral: también existen recortes desde el lado estadounidense y condiciones ambientales que ningún país puede controlar.

La discusión ya no solo gira en torno al agua que se debe entregar, sino al modelo de cooperación hídrica entre dos economías profundamente interdependientes y dos regiones que enfrentan la mayor sequía documentada en décadas.

El debate no es solo técnico ni diplomático: es una advertencia de que los acuerdos de hace 80 años pueden no ser sostenibles en un planeta que ya no es el mismo.