Un retroceso en la transparencia: la desaparición del Inai
La reciente decisión de extinguir el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai) ha encendido las alarmas entre organizaciones sociales, académicas y ciudadanos comprometidos con la democracia en México. Esta medida, impulsada desde el poder político, no solo representa un retroceso en términos de transparencia, sino que cuestiona los fundamentos mismos del derecho a saber en el país.
¿Por qué se creó el Inai y qué protegía?
El Inai surgió como respuesta a décadas de opacidad gubernamental, cuando los gobiernos estatales y municipales se resistían a abrir su información pese a las reformas constitucionales que exigían mayor rendición de cuentas. Fue el resultado de una lucha encabezada por organizaciones sociales, académicas y legisladores de distintas corrientes políticas que buscaban empoderar a la ciudadanía mediante el acceso a datos públicos.
Gracias al Inai y al Sistema Nacional de Transparencia, se logró que entidades federativas, partidos políticos, sindicatos y otras instituciones estuvieran obligadas a entregar información pública verificable y verificadora. Esto marcó un antes y un después en la forma en que los ciudadanos podían fiscalizar a sus gobiernos.
El discurso detrás de la extinción
Quienes apoyaron la desaparición del Inai argumentaron que este organismo era costoso, innecesario y que sus funciones podían ser absorbidas por contralorías internas. Sin embargo, esta postura ignora un hecho fundamental: las contralorías dependen directamente de las administraciones que deben supervisar, lo que limita su capacidad para actuar de manera imparcial.
Sin un organismo autónomo como el Inai, se abre la puerta para que los gobiernos regresen a prácticas de opacidad, entregando datos incompletos, manipulados o directamente negándose a proporcionar información crítica bajo excusas burocráticas.
¿Qué significa para los ciudadanos perder el Inai?
La desaparición del Inai no solo afecta a los investigadores, periodistas y organizaciones sociales que dependen de la información pública para realizar su trabajo. También es un golpe directo al derecho de cualquier ciudadano a conocer cómo se utilizan los recursos públicos, qué decisiones se toman en su nombre y cuáles son los resultados de esas políticas.
Sin este organismo:
- La rendición de cuentas se debilita: Gobernadores, alcaldes y otros funcionarios podrán manejar la información pública a su conveniencia.
- Se limita el acceso a la verdad: Los datos críticos sobre corrupción, desvíos de recursos o violaciones a derechos humanos podrían quedar ocultos bajo la burocracia.
- Se pone en riesgo la democracia: La transparencia es un pilar fundamental para garantizar que las instituciones trabajen en beneficio de la ciudadanía y no de intereses privados o partidistas.
Una decisión que beneficia a los poderosos
La extinción del Inai también tiene implicaciones preocupantes para temas clave como la seguridad nacional. Las fuerzas armadas, que han acumulado un papel preponderante en diversas áreas del gobierno, podrán manejar información de manera discrecional bajo el pretexto de proteger la seguridad nacional, dificultando la fiscalización de sus acciones.
Además, esta decisión confirma una tendencia hacia el centralismo y el autoritarismo, donde las voces ciudadanas y los contrapesos institucionales son desestimados en favor de un poder político absoluto.
¿Qué podemos hacer como ciudadanos?
Aunque la desaparición del Inai es un golpe duro, no es el final de la lucha por la transparencia y el acceso a la información. Como ciudadanos, es fundamental:
- Exigir leyes claras: Que garanticen la transparencia incluso sin un organismo autónomo.
- Fortalecer la participación ciudadana: Denunciar casos de opacidad y mantener la presión sobre las autoridades.
- Unirnos como sociedad: A través de organizaciones civiles y colectivos que sigan impulsando el derecho a saber.
El derecho a la verdad no debe ser sepultado
El Inai fue una conquista ciudadana, un bastión contra la opacidad y el autoritarismo. Su desaparición representa un retroceso preocupante que afecta no solo a los expertos en transparencia, sino a todos los mexicanos que valoran la democracia.
Es hora de reflexionar sobre lo que estamos perdiendo y tomar acciones para defender el derecho a la información, porque sin transparencia, el poder se convierte en un arma peligrosa contra los derechos ciudadanos.
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