El pasado 23 de agosto, los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) aprobaron una sobrerrepresentación en el Congreso de la Unión que otorgó a Morena y sus aliados una mayoría calificada no ganada en las urnas. Con esta decisión, los consejeros Guadalupe Taddei, Norma de la Cruz, Rita Bell López, Carla Humphrey, Arturo Castillo, Jorge Montaño y Uuc-kib Espadas ayudaron a que la mayoría morenista obtuviera poder absoluto para reformar la Constitución, sin prever que ese mismo apoyo les pondría la soga al cuello.
Este respaldo al oficialismo prometía que el INE se mantendría intacto hasta el 2027, lo cual aseguraría que sus miembros podrían mantener sus puestos y sus sueldos. Sin embargo, a solo unos meses de esa decisión, el escenario ha cambiado drásticamente: Morena ha aprobado la Reforma Judicial, y la presidenta Claudia Sheinbaum ha dejado claro que el presupuesto del INE se reducirá de manera drástica. Los consejeros que respaldaron a Morena en su reforma ahora se encuentran atrapados, enfrentando tanto la amenaza de un recorte presupuestal como el desprestigio que podrían cargar si el proceso electoral judicial de 2025 fracasa.
La “soga” que ataron para el Poder Judicial ahora amenaza al INE
La Reforma Judicial impulsada por Morena implica la elección de nueve ministros de la Suprema Corte de Justicia, 861 jueces federales, cinco magistrados del nuevo Tribunal de Disciplina Judicial, y 18 magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Este complejo proceso recaerá en el INE, que en junio de 2025 deberá organizar las elecciones que seleccionen a estos representantes. Sin embargo, el INE solicitó un presupuesto de 13 mil 205 millones de pesos para llevar a cabo esta elección sin precedentes, y la respuesta del Congreso y del gobierno fue un rotundo “no”.
Claudia Sheinbaum, presidenta de México, fue tajante en su rechazo: “No debe costar tanto la elección, no le puede costar tanto la democracia al pueblo de México y hay manera de reducir los costos”, declaró. A este rechazo se sumó la diputada Merilyn Gómez Pozos, presidenta de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, quien consideró “excesivo” el presupuesto solicitado por el INE. Las expectativas son que solo se apruebe la mitad de la cantidad solicitada, lo cual comprometería de manera significativa la logística de una elección que ya es de por sí compleja.
El INE sin los recursos suficientes: un caos electoral en el horizonte
El recorte al presupuesto solicitado deja al INE en una situación crítica, ya que organizar las elecciones judiciales de 2025 requiere una infraestructura compleja y costosa. Sin los fondos necesarios, el proceso podría tornarse caótico, con deficiencias en el personal, en la capacitación y en la supervisión de los centros de votación. La falta de recursos podría derivar en una organización electoral cuestionable, con demoras, irregularidades e, incluso, problemas de credibilidad en los resultados.
Los consejeros del INE que se alinearon con Morena para asegurar su permanencia en el instituto ahora enfrentan el riesgo de ser señalados por la ciudadanía y el gobierno si el proceso electoral se convierte en un desastre. Esta situación hace evidente el alto costo de la decisión de respaldar al oficialismo, pues de realizarse el proceso con la mitad del presupuesto, será difícil evitar los señalamientos de fallas o irregularidades en la ejecución.
El INE ante el posible fin: la creación del Instituto Nacional de Elecciones y Consultas
El desenlace de este conflicto podría culminar con la desaparición del INE tal y como lo conocemos. El oficialismo ya ha planteado la creación de un Instituto Nacional de Elecciones y Consultas, que estaría bajo el control del gobierno, y que reemplazaría al INE. La presidenta Guadalupe Taddei podría verse recompensada por su apoyo a la reforma con un puesto en esta nueva estructura, mientras que sus colegas consejeros quedarían relegados y desacreditados tras el previsible caos de la elección judicial.
Este escenario recuerda la advertencia de Winston Churchill: “Quien se humilla para evitar la guerra se queda con la humillación y también con la guerra”. Al apoyar la sobrerrepresentación de Morena y la reforma judicial, los consejeros del INE aceptaron la humillación, pero ahora enfrentan la guerra de la reestructuración, el recorte presupuestal y el desprestigio.
Un INE debilitado y un sistema electoral en riesgo
El INE, una institución fundamental para la democracia mexicana, se encuentra hoy en una encrucijada. Su decisión de apoyar a Morena en la reforma judicial y su sobrerrepresentación ha resultado en una dependencia peligrosa y en una disminución de su autonomía. La negativa del gobierno y del Congreso a financiar adecuadamente las elecciones judiciales de 2025 es un golpe directo al INE, cuya imagen y credibilidad se verán afectadas si el proceso se convierte en un caos.
La situación actual pone en riesgo no solo al INE, sino también a la integridad del sistema democrático mexicano. Las elecciones libres y equitativas son el pilar de una democracia saludable, y sin el presupuesto necesario, el INE podría no estar a la altura del reto de organizar una elección judicial sin precedentes en México. Este es el costo de apoyar a un gobierno sin restricciones: la pérdida de independencia y el desmoronamiento de una de las instituciones más importantes del país.
Es un momento crítico para el INE y para la democracia en México. Los ciudadanos, los legisladores y los observadores internacionales deberán mantenerse atentos a los próximos movimientos en torno al instituto y su futuro. El riesgo de un cambio en el sistema electoral y de una posible desaparición del INE tal como lo conocemos es real, y el país necesita defender las instituciones que garantizan la democracia y la justicia electoral.
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