La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha reavivado una vieja discusión en México: ¿Debe aceptarse la intervención de Estados Unidos para combatir al crimen organizado? Claudia Sheinbaum, presidenta de México, enfrenta una decisión que definirá su gobierno.
Mientras algunos ven la colaboración con EU como un mal necesario, otros consideran que abrir la puerta a una intervención sería traicionar la soberanía nacional. Sin embargo, la historia mexicana ofrece lecciones sobre cómo el pragmatismo ha moldeado decisiones en momentos de crisis.
El contexto actual: narco, violencia y política
🚨| ÚLTIMA HORA: Trump dice que podría enviar militares a México para atacar a los cárteles después de declararlos organizaciones terroristas extranjeras mediante una orden ejecutiva. También declara terrorista al Tren de Aragua y a la pandilla MS13. 🇺🇸 pic.twitter.com/elurWoVppE
— Eduardo Menoni (@eduardomenoni) January 21, 2025
La estrategia de abrazos y su cuestionamiento
El gobierno anterior, liderado por Andrés Manuel López Obrador, implementó la polémica estrategia de «abrazos, no balazos,» pero los resultados son cuestionables:
- Incremento de la violencia: 2024 cerró como uno de los años más violentos en la historia reciente.
- Poder del crimen organizado: Su influencia política y social sigue creciendo.
- Desconfianza internacional: La estrategia ha generado tensiones con Estados Unidos, que exige acciones más contundentes.
La postura de Trump 2.0
Donald Trump, en su segundo mandato, no ha ocultado su intención de intervenir unilateralmente si México no actúa. Declarar a los cárteles como organizaciones terroristas abre la puerta a acciones militares en territorio mexicano.
La historia como espejo: Juárez y la intervención extranjera
El Tratado McLane-Ocampo y la Guerra de Reforma
Durante la Guerra de Reforma, Benito Juárez aceptó la intervención de Estados Unidos para inclinar la balanza a favor de los liberales:
- El rol de Estados Unidos: La Marina estadounidense interceptó barcos conservadores, asegurando la victoria liberal.
- Carta de Juárez: El entonces presidente expresó su gratitud hacia los norteamericanos, destacando la importancia de su apoyo.
Lecciones para Sheinbaum
La historia muestra que incluso los líderes más nacionalistas han recurrido al pragmatismo para preservar su proyecto político.
Las opciones de Claudia Sheinbaum
Opción 1: Rechazo total a la intervención
Seguir la línea de AMLO podría proteger su relación con la base obradorista, pero:
- Podría interpretarse como complicidad con el narco.
- Aumentaría la presión internacional.
Opción 2: Colaboración estratégica con EU
Aceptar una intervención coordinada permitiría combatir al crimen organizado de manera más efectiva, pero:
- Arriesga críticas por “ceder” soberanía.
- Podría dividir a su base política.
Opción 3: Un enfoque híbrido
Una opción más viable es establecer parámetros claros para una colaboración limitada, lo cual podría equilibrar la balanza entre pragmatismo y nacionalismo.
El papel de Sheinbaum como líder
Sheinbaum debe decidir si seguirá los pasos de AMLO o buscará su propio camino:
- Defender la soberanía no debe implicar inacción.
- La historia juzgará si priorizó a México o a su proyecto político.
Un llamado a la unidad nacional
Ante la amenaza de una intervención unilateral, México necesita cerrar filas y presentar un frente sólido para negociar desde la fortaleza, no desde la división.
El peso de la decisión
La presidencia de Claudia Sheinbaum enfrenta su primer gran desafío internacional. Su decisión sobre la colaboración con Estados Unidos no solo definirá su legado, sino también el futuro inmediato de México frente al crimen organizado.
¿Será capaz de encontrar el equilibrio entre pragmatismo y nacionalismo? El tiempo y su habilidad política lo dirán.
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