La seguridad pública en México atraviesa un momento crucial. Con la llegada de Claudia Sheinbaum a la Presidencia, se ha iniciado un cambio en la estrategia para enfrentar la violencia que ha azotado al país durante años.
La reciente reunión del Consejo Nacional de Seguridad marcó el inicio de una política que prioriza la coordinación efectiva entre los tres órdenes de gobierno, dejando atrás la fragmentación y la falta de responsabilidad que caracterizó al sexenio anterior.
La violencia en cifras: un panorama alarmante
A pesar de los cambios prometedores, la violencia sigue siendo una crisis urgente:
- 2,564 homicidios dolosos se registraron en el primer mes de gobierno, con un promedio diario de 86 asesinatos.
- 83 masacres (multihomicidios con tres o más víctimas) ocurrieron desde el inicio de la administración, según datos de Causa en Común.
Estos números subrayan la magnitud del desafío y la necesidad de un enfoque que no solo sea eficiente en el papel, sino también efectivo en el terreno.
El papel de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana
Uno de los pilares de la nueva estrategia es el fortalecimiento de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC). La reciente reforma constitucional aprobada en el Congreso amplió sus atribuciones para:
- Coordinar esfuerzos entre los tres niveles de gobierno.
- Concentrar la inteligencia delictiva.
- Supervisar y sancionar la actuación de las autoridades en materia de seguridad.
La SSPC se posiciona como el eje central de una estrategia que busca reconstruir la gobernabilidad y enfrentar al crimen organizado con herramientas más integrales.
Resultados iniciales: un golpe al fentanilo
El decomiso de más de 20 millones de dosis de fentanilo en Sinaloa es uno de los primeros éxitos de esta nueva estrategia. Este operativo no solo golpea las finanzas del crimen organizado, sino que también desmiente el discurso que negaba la producción de esta droga en territorio mexicano.
“La coordinación entre fuerzas de seguridad comienza a demostrar resultados, pero es esencial que estos esfuerzos se sostengan y se amplíen”, destacan expertos.
Desafíos de la nueva estrategia de seguridad
A pesar de los avances iniciales, el camino está lleno de retos:
- Presión internacional: Con Donald Trump próximo a asumir la presidencia en EE.UU., México enfrenta exigencias de resultados concretos en el combate al narcotráfico.
- Sostenibilidad de los esfuerzos: Las operaciones deben adaptarse a las realidades de cada región, garantizando que los logros iniciales no se diluyan con el tiempo.
- Contexto interno: Reconstruir la confianza entre las autoridades y la ciudadanía será clave para consolidar cualquier avance en materia de seguridad.
¿Un cambio real o solo promesas?
La estrategia de Sheinbaum es prometedora, pero aún está por ponerse a prueba en su totalidad. La militarización de la Guardia Nacional dejó a la SSPC con un rol limitado en administraciones pasadas, algo que la nueva reforma busca revertir.
El éxito dependerá de mantener la coordinación interinstitucional y de enfrentar al crimen organizado con una visión integral, que contemple tanto la seguridad como el desarrollo social y económico.
Conclusión: México no tiene tiempo que perder
La violencia no solo amenaza la seguridad y la gobernabilidad del país, sino también su posición internacional. Es el momento de asumir un compromiso de Estado para garantizar que esta nueva estrategia no solo se implemente, sino que se adapte y evolucione según las necesidades de cada región.
“El cambio de rumbo no es solo una opción, es una obligación para devolver la paz a México.”
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