Desde la independencia de México, el debate entre federalismo y centralismo ha sido un eje fundamental en la construcción del país. La Constitución de 1857, influenciada por tensiones entre liberales y conservadores, y la de 1917, nacida del clamor revolucionario, reflejan un esfuerzo por equilibrar el poder entre el centro y las regiones.
Sin embargo, este conflicto no es solo un tema del pasado. Hoy, bajo el modelo de la Cuarta Transformación (4T), las tensiones entre centralismo y federalismo resurgen, generando preguntas sobre el futuro político, económico y social de México.
El municipio libre: el legado de la Constitución de 1917
Uno de los logros más significativos de la Revolución Mexicana fue la inclusión del concepto de municipio libre en la Constitución de 1917. Este modelo:
- Otorgó autonomía a los municipios para manejar sus recursos y administración.
- Estableció la capacidad de recaudar impuestos localmente.
- Buscó descentralizar el poder, dándole mayor autonomía a las regiones.
A diferencia de la Constitución de 1857, donde el concepto del municipio libre no tuvo el mismo protagonismo, en 1917 se consolidó como una piedra angular del federalismo mexicano.
Aunque el federalismo se ha promovido ideológicamente, en la práctica, México ha experimentado largos periodos de centralismo fiscal y político, donde el gobierno nacional concentra el poder, limitando la autonomía regional.
El centralismo de la 4T: ¿un regreso al pasado?
La Cuarta Transformación, liderada por Andrés Manuel López Obrador, se presenta como un proyecto democrático-popular que busca representar a la mayoría. Sin embargo, su modelo de gobernanza ha sido señalado como una réplica moderna del centralismo conservador del siglo XIX, cuando Iglesia y Estado se fusionaban para controlar la vida pública.
Paralelismos históricos:
- Siglo XIX: La Iglesia Católica centralizaba el poder y dictaba la vida pública bajo un marco autoritario.
- Siglo XXI: El partido Morena concentra el control del Ejecutivo, Legislativo y Judicial, fusionando Partido y Estado.
Ejemplos del centralismo en la 4T
Fusión de poderes: Control sobre el Congreso y el Poder Judicial mediante reformas como la elección popular de jueces.
Prisión preventiva oficiosa: Una herramienta percibida como intimidatoria hacia los ciudadanos y opositores.
Militarización: Expansión del rol militar en seguridad pública y administración civil, sin rendición de cuentas.
El impacto del centralismo en la sociedad y la economía
El centralismo actual ha generado una serie de consecuencias que afectan la vida cotidiana de los mexicanos:
- Salud y educación sacrificadas: Recortes a servicios esenciales como medicinas y educación han sido justificados en favor de programas de transferencias directas que fortalecen la lealtad al partido gobernante.
- Dependencia fiscal: Los estados y municipios carecen de autonomía financiera, ya que el gobierno federal concentra la recaudación y distribución de recursos.
- Temor e incertidumbre: Políticas como la prisión preventiva oficiosa y el endurecimiento de leyes fomentan una percepción de vulnerabilidad ciudadana ante el poder del Estado.
¿Un sistema en descomposición?
La combinación de centralismo, militarización y opacidad ha llevado a cuestionar la sostenibilidad del modelo político de la 4T. Sin un liderazgo cohesivo y una visión clara de futuro, el sistema podría enfrentar:
Corrupción generalizada: El control absoluto del poder ha intensificado casos de corrupción dentro del gobierno.
Pugnas internas: La falta de un liderazgo consolidado fomenta luchas internas por recursos y poder.
Desgaste social: El autoritarismo y la falta de resultados tangibles podrían deslegitimar al régimen en el mediano plazo.
Una oportunidad para replantear el futuro
A pesar de los retos, este momento histórico también ofrece una oportunidad para reflexionar y construir un sistema más equilibrado y justo:
Fortalecer el federalismo real: Otorgar a los estados y municipios mayor autonomía financiera y administrativa permitiría una distribución más equitativa del poder.
Profesionalización del sistema judicial: Garantizar la independencia del Poder Judicial es esencial para restablecer la confianza en las instituciones.
Participación ciudadana activa: Involucrar a la sociedad civil y a las universidades en el diseño de políticas públicas podría contrarrestar las tendencias autoritarias.
Centralismo, federalismo y el rumbo de México
La lucha entre centralismo y federalismo sigue siendo un tema central en la política mexicana. Aunque el federalismo fue consagrado en la Constitución de 1917, el país aún enfrenta desafíos para equilibrar el poder entre el centro y las regiones.
El modelo centralista de la 4T, con sus similitudes históricas al conservadurismo del siglo XIX, nos recuerda que el poder absoluto es transitorio y que su ejercicio excesivo suele conducir a la corrupción y el desgaste.
La pregunta clave es: ¿Podrá México aprovechar esta crisis para construir un modelo más inclusivo y equilibrado, o seguirá atrapado en ciclos de centralismo y autoritarismo?
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